­Juan Muñoz es uno de los hermanos que está al frente de Bodegas Dimobe, referente para el vino moscatel de Málaga por la larga lista de premios que sus caldos recibieron el pasado año. Van camino de producir 200.000 botellas anuales, pero tienen claro que no crecerán si no mantienen el mimo artesanal sobre cada racimo de uva.

Los vinos de Málaga empiezan a vivir una etapa extraordinaria, con multitud de premios. Hace un siglo ya se servían estos caldos en las mejores cortes, ¿qué cree usted que se hizo mal?

Nuestra bodega tiene sus orígenes en la década de los años veinte. Pronto cumplirá 90 años. En el análisis de lo que ocurrió antaño no es conveniente generalizar. Fue un cúmulo de muchas circunstancias lo que nos hizo perder tanta competitividad. Siendo los mayores exportadores del mundo en vino dulce, sufrimos el azote de la filoxera. Pero además nos perjudicaron ciertas modas, los consumos. Los vinos eran extraordinarios, pero cambió el gusto del consumidor. En la provincia se ha podido llegar tarde a las nuevas elaboraciones, pero poco a poco se aumentan las ventas. Tenemos que ser muy optimistas hoy en día.

¿Se ha mirado hacia otro lado en momentos decisivos?

No es hora de lamentarnos. Nos dormimos un poco y otras denominaciones nos comieron el terreno. Pero estamos modernizando. Las nuevas generaciones que hemos tomado las riendas de las bodegas nos estamos adaptando a lo que los mercados actuales demandan. No sólo en la Axarquía.

Su familia es ejemplar en esa apuesta decidida por la calidad, la que les hizo obtener el pasado año marcas históricas en la suma de medallas y reconocimientos.

El año comercial fue inolvidable, bastante bueno para nosotros. Ojalá que podamos continuar por el mismo camino este año. Todavía las viñas están muy pequeñas. Ha llovido bastante poco, pero si el tiempo se asienta y no hay mucha humedad, tendremos una cosecha buenísima como la del año pasado. En 2014 tuvimos bastantes premios en distintos certámenes y las ventas han subido bastante.

¿Imaginaban poder ver hasta en China las botellas de Dimobe?

No es algo que pretendas. Puedes imaginarlo, pero no sé si sueñas un cosa así. Lo mejor es que a los primeros pedidos de la campaña pasada tenemos que añadirle lo que nos acaba de ocurrir, que los comerciales chinos han renovado su confianza y tenemos garantizada nuestra alianza para el futuro. Es una prueba de que China ya se ha dado cuenta de que aquí tenemos el mejor moscatel del mundo. Están contentos y eso es un motivo de orgullo, como lo es tener nuestras botellas en establecimientos de Alemania, Bélgica o Suiza.

¿Cómo son esos nuevos consumidores chinos?

Ellos tienen claro lo que quieren. Nos piden dulces, porque de tintos o blancos tenemos una mayor competencia internacional. Nos dicen que los vinos dulces que elaboramos son muy distintos a los que pueden encontrar en otros mercados y por eso los aprecian.

¿En qué momento se plantearon trasformar la bodega tradicional, heredada de sus padres y abuelos, en una factoría capaz de competir en los mercados más exigentes del planeta?

Fue allá por el año 1998. Mi hermano y yo decidimos modernizar la empresa. Rotulamos los vehículos y apostamos por métodos de envasado modernos. Teníamos la materia prima, pero queríamos renovar la imagen. Dimobe, que tenía sus orígenes en una bodega ya existente en 1927, dio un giro. Y a día de hoy estamos ya en las cerca de 200.000 botellas anuales. Ahora estamos muy pendientes de las tendencias de consumo. Apostamos por esta fórmula. Pero reconocemos que igual podríamos no haber acertado en la estrategia.

Todo ello desde un municipio pequeño como Moclinejo, donde deben ser una de las empresas de mayor proyección.

Ahí está otro de nuestros secretos. No dejamos de ser una bodega familiar. Tenemos cerca de 17 variedades de vinos y de algunas no pasamos de las 400 botellas al año. Nos diferencia también seguir tratando con bastante mimo la botella, de manera casi individual. Lo mismo que ocurre con otras pequeñas bodegas de la Axarquía, en las que cada racimo de uva se vigila casi grano a grano.

¿Este aspecto debe repercutir en el precio final al consumidor?

Sí que son vinos que valen algo más caros que los de otras zonas, pero el consumidor está dispuesto a pagar algo más cuando le llega algo mucho más exclusivo, algo muy personal. Si le das lo que espera, algo extraordinario, termina por ser fiel a tu botella. En un vino de la Axarquía es importante que encuentre lo que pueda obtener en cualquier otra botella de vino dulce de otra zona productiva.

Materia prima¿A cuántas familias logra dar empleo Bodegas Dimobe?

Sólo en la recolección de la materia prima trabajamos con un total de 33 viticultores, que suman unas 36 hectáreas de vino moscatel. Empezamos vendiendo vino a granel y hoy por hoy seguimos en expansión, con la intención de que esas familias también vayan cobrando algo más. Ya vendrán épocas para aumentar incluso los kilos de producción.

Clima excepcional¿Qué hace tan singular al vino dulce malagueño?

En la Axarquía, en viñas como las que tenemos en Moclinejo y nuestro entorno, disponemos de la máxima calidad de uva. De forma natural, gracias a nuestro clima y las pendientes del terreno, garantizamos la mejor uva, aireada y libre de hongos.