Gustavo Sánchez, vecino de Almayate de 37 años de edad, mantuvo ayer en jaque durante más de cuatro horas a un grupo de agentes policiales. A las 11 de la mañana irrumpió en bar que su padre mantiene arrendado en la calle Duque de Ahumada de Torre del Mar y exigió que saliesen fuera del establecimiento la inquilina y varios clientes. Atrincherado con un arma y dos bombonas de butano que llegó a decir que haría explotar para acabar con su vida, decidió de esa forma reivindicar tanto varios impagos como los conflictos vecinales que la cafetería le ha generado a su familia.

El encierro se produjo sin que hubiese rehenes. No obstante, los agentes de la Policía Nacional temieron por la posibilidad de que en «su locura» el hombre llegase a cumplir con algunas de sus amenazas. En todo momento se intentó abrir una vía de diálogo con Gustavo, que finalmente optó por abandonar el local al filo de las cuatro de la tarde. En ese instante fue detenido y conducido hasta la Comisaría de la Policía Nacional situada en la propia localidad torreña, al haber cometido un supuesto delito de «desórdenes públicos y desobediencia».

Los efectivos policiales indicaron que al llegar al lugar encontraron el local con las persianas bajadas y conscientes de la amenaza del individuo que se encontraba atrincherado dentro. Testigos presenciales agregaron que el detenido ha padecido un auténtico calvario burocrático. «Lo han estado engañando. A él y a su padre. La comunidad ha intentado por todos los medios cerrar el local», indicaron dichas fuentes.

También arrojó luz María Molina, la mujer de Gustavo y encargada de alertar al 112 de su acción. Expresó que fueron inútiles sus intentos para que su marido saliese del local y se olvidase de las amenazas que había proferido. Indicó que el local lo ha gestionado la familia del padre de su hija desde mediados de la década de los setenta. «Hace dos años lo obligaron en la comunidad a quitar la terraza del bar. Pero luego descubrió por las escrituras que no estaba obligado a ello. Así que llevaba un tiempo desesperado», alega.

Nada más establecerse el preceptivo cordón policial para delimitar el perímetro del local, llegaron hasta el lugar tanto una unidad del servicio de emergencias 061, como una dotación del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga.

El atrincheramiento de Gustavo fue la noticia del día no sólo en la localidad torreña. Multitud de vecinos se acercaron desde las doce del mediodía hasta la calle Copo para observar la evolución de los acontecimientos. Había miedo a que explotase alguna de las bombonas o a que el hombre disparase contra algún agente o civil. Nadie respiró hasta ver detenido al sujeto, al que se le intervendría un arma que paradójicamente «estaba inutilizada».

Según fuentes de la investigación, desde ayer se intenta conocer si realmente existían deudas por impago del alquiler del establecimiento, así como si también se hubiesen acumulado recibos de la comunidad de propietarios del inmueble, sin que Gustavo los hubiese abonado.

El teniente de alcalde torreño, Jesús Pérez Atencia, señaló además que existe un «problema administrativo» relacionado con la situación que atraviesa el local.