­La tradicional pasa moscatel de Málaga puede tener los días contados. Los bajos precios y la falta de ayudas ahogan cada vez más a un derivado de la uva que, en número de hectáreas de cultivo, ha visto cómo en la provincia se reducía el último lustro de 2.000 a 1.200. «Si no se detiene la tendencia, la pasa puede extinguirse en otros cinco años», manifiesta el alcalde de Almáchar, José Gámez (IU).

En la Mesa de la Pasa, reunida el pasado jueves en el Ayuntamiento de El Borge, tanto Gámez como otros dirigentes municipales ya le trasladaron a la consejera de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Mari Carmen Ortiz, la necesidad de poner en marcha medidas urgentes contra este cultivo ancestral. «La realidad es que en Casares, Estepona y Manilva prácticamente ya ha desaparecido la pasa», añade el propio regidor almachareño.

Asaja ya mostró a finales de este pasado año las cifras reales sobre la enorme tendencia a la baja en la superficie dedicada a uva a lo largo y ancho de la provincia. En la comarca de la Axarquía, esta reducción afecta directamente a localidades como Almáchar, El Borge, Iznate, Moclinejo o Cútar, donde el cultivo de la uva aún es predominante y tiene un papel decisivo a la hora de evitar la erosión o fijar las poblaciones al territorio. Pero todavía también quedan importantes explotaciones dedicadas a la vid en Cómpeta, Torrox, La Viñuela, Arenas, Canillas de Aceituno o Sedella. «Donde llega el agua de regadío para el subtropical, la viña tiene sus días contados», finaliza el regidor de Iznate y presidente de la Mancomunidad de la Axarquía, el socialista Gregorio Campos.

El riesgo de extinción es claro, por lo que en breve la Mesa de la Pasa va a vigilar de cerca que la Junta desarrolle los compromisos adelantados por la consejera en su visita a estos municipios, pero también intentará trasladar al Gobierno central la necesidad de establecer medidas a favor de este derivado gastronómico «típicamente malagueño».

El regidor de El Borge, el también socialista Salvador Fernández, recuerda que la población de pequeños municipios como el suyo depende de la recolección de la uva y de otros cultivos como el olivar o los almendros. Los pequeños complementos económicos que cada uno supone para la pervivencia de las familias se une a determinadas ayudas familiares que mantienen a las poblaciones unidas al territorio de sus ancestros.

Pero además tiene un destacado valor medioambiental el cultivo de la uva, porque permite luchar de manera eficaz contra el riesgo de incendios. Gregorio Campos recuerda que la Axarquía ya perdió de manera definitiva la caña de azúcar, por lo que se va a trabajar de manera intensiva con las administraciones supramunicipales para luchar por lo que se considera como una auténtica «seña de identidad de un territorio de gran valor paisajístico y turístico».