­La antigua capital de Los Montes de Málaga, atalaya privilegiada de la comarca de la Axarquía a la que pertenece, más allá del topónimo relativo a la abundancia de colmenas puede presumir de buenas chacinas y mejores caldos con los que regarlas. Que hasta La Casa Real acabe de rendirse ante uno de los mejores vinos de Colmenar no es más que el resultado de una herencia artesanal vinculada al cultivo ancestral de la uva moscatel.

Tal y como suena. Hasta el Rey tiene ya constancia de que esta Primera Intención de Bodegas José Molina es extraordinaria. Así acaba de certificarlo la misiva emitida por el coronel jefe de la Guardia Real y actual conde de Santa Olalla, Ramón Álvarez de Toledo y Álvarez de Builla, destinada al propio bodeguero colmenareño. A la sede de estas bodegas, situadas en el número 4 de calle Fresca, ha llegado el siguiente comunicado oficial: «Le expreso mi más sincero agradecimiento por las cajas de vino que nos hizo llegar, a través del alcalde de Colmenar, para S.M. el Rey y para la Guardia Real, con motivo del ejercicio que la Guardia Real realizó en la provincia de Málaga del 19 al 24 de abril. Ya fueron enviadas al Palacio de la Zarzuela y ya hemos brindado por su salud».

Molina aclara que sin la ayuda del enólogo Ángel Martín no hubiese podido hacer realidad ese sueño que heredó de sus ancestros. En efecto, este empresario residió en la capital malagueña hasta alcanzar su edad de jubilación. Fue hace cinco años, cuando ya había superado la barrera de los 70 años, cuando decidió hacer realidad su proyecto: utilizar los viñedos que había recibido como legado de su familia para elaborar su propios vinos. «Me crié con mi abuelo y a él le gustaba el campo. De ahí me viene mi afición», relata.

Insiste en el papel de su enólogo, el maestro encargado de producir en los lagares Molina la transformación de la uva recolectada en los pagos La Señorita, La Cancona, Muñoz y La Hoya de Enmedio. El recorrido por esas viñas nos muestra uvas de las variedades Pedro Ximénez, Tempranillo, Syrah y algunas Merlot, Petit Verdot y Garnacha. Son menos de 3.000 cepas, las capaces de suministrar la materia prima para producir algo más de 14.000 botellas.

«Imagino que en la historia de Colmenar nadie ha podido tener el privilegio de llegar hasta el Rey con sus vinos. Son cosas que no planificas. Vino la Guardia Real, se quedaron encantados por la calidad de mis vinos y les enviamos unas cajas para que lo pudiesen degustar en la Casa Real», apunta Molina.

Premios a un trabajo artesanal

«No me lo pensé dos veces porque considero que el Rey se merecía probar estos vinos, los que imaginé hace años, consciente de que podía contribuir a recuperar los vinos de toda la vida, los típicos de Los Montes», agrega.

Esa labor de recuperación ha ido mucho más de lo imaginable. En una reciente cata nacional en Madrid, Mono Vinos 2016, «entre más de 200 caldos a concurso», los vinos de Bodegas Molina lograron dos de las más prestigiosas medallas. El Primer Intención «Mountain», de la Denominación de Origen de Málaga y añada de 2012, consiguieron el «Gran Oro». Se trata, según relata el propio Molina, de un vino blanco naturalmente dulce, «elaborado siguiendo indicaciones de Cecilio García de la Leña, plesbítero de la Catedral de Málaga en 1792.

A ese caldo elaborado con uvas Pedro Ximénez hay que añadirle el Primera Intención, también de la añada 2012, preparado con uvas de la variedad Tempranillo. Este vino procedente de uva ecológica recolectada de cepas de más de 40 años obtuvo una medalla de oro. Sólo 13 bodegas pudieron alcanzar la distinción máxima y medio centenar la presea dorada. Así justifica este bodeguero colmenareño el interés despertado en la Casa Real.