El Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía, GENA-Ecologistas en Acción, ha rechazado este miércoles la creación de una playa para perros que el Ayuntamiento de Vélez-Málaga ha anunciado que pondrá en marcha próximamente en un espacio del núcleo costero de Torre del Mar.

GENA ha remitido un escrito al Ayuntamiento y a la Demarcación de Costas en el que desaconseja la habilitación de esta playa para perros en el municipio por el impacto que tendría.

El presidente del colectivo ecologista, Rafael Yus, ha explicado que la zona elegida alcanza la margen izquierda de la desembocadura del río Vélez, un enclave perteneciente a la Red de Humedales de Andalucía, catalogado como de interés para la observación de aves marinas y limícolas, que atrae a un turismo ornitológico respetuoso con el paraje.

Yus ha recordado, en un comunicado, que por esta razón, tanto el Plan de Ordenación del Territorio (POT) de la Axarquía, como el PGOU de Vélez-Málaga, prevén una protección ambiental de más de cien metros a ambos lados de la desembocadura del río Vélez.

Según los ecologistas, la presencia de perros incontrolados en este lugar constituye una de las grandes amenazas para su conservación, "por lo que no es de recibo que se cree una zona que crearía molestias para las aves, cuando no graves alteraciones como la destrucción de nidos".

Asimismo, Yus ha indicado que la Ley de Costas señala expresamente que, al ser una localización de dominio público, no se puede prohibir su acceso y uso para baño, salvo que existan razones higiénico-sanitarias.

Por lo tanto, en este proyecto, no podrá ponerse ningún cartel que indique la prohibición de baño para personas, tal y como ha anunciado el Ayuntamiento, "ya que no está demostrado que el baño de los perros contamine el mar y menos aún que esa probable contaminación sea estática y no se mueva del lugar en el que se produce".

Asimismo, el presidente de GENA se ha referido al Decreto 194/1998, que prohíbe el acceso durante la temporada de baño de animales domésticos a las aguas, una normativa que, según los ecologistas, ha imposibilitado el desarrollo de playas para perros en otros municipios.