Tercer asalto con explosivos a un cajero automático de la provincia en apenas veinte días. Tras sendos ataques perpetrados en la capital el 30 de julio y el 13 de agosto, la madrugada de ayer le tocó el turno a una sucursal de La Cala del Moral, en Rincón de la Victoria, que también sufrió daños muy importantes. Según informaron fuentes del servicio de emergencias 112, el primer aviso se produjo a las 4.45 horas, cuando varias llamadas alertaron de la gran explosión que se había producido en una oficina bancaria localizada en el número 61 de la avenida de Málaga.

Una vez más, los autores se decantaron por una máquina del Banco Santander y apenas tardaron unos minutos en actuar y desaparecieron con un botín que las fuentes prefirieron no cuantificar. La Guardia Civil se hizo cargo de una investigación que a buen seguro compartirá con los Tedax de la Policía Nacional, cuyas pesquisas están más avanzadas. No obstante, se iniciaron la madrugada del 30 de julio tras el ataque que sufrió, también sobre las 4.00 horas, el cajero automático que la entidad cántabra tiene en el complejo comercial Toys R Us de la avenida Velázquez. Si hasta ahora lo normal era que este tipo de bandas utilizaran la famosa mezcla de gas acetileno y oxígeno, los investigadores comprobaron muy pronto que en este caso no era así y que esta organización tenía preferencia por otras sustancias, tal y como adelantó La Opinión de Málaga tras ese primer ataque. El 13 de agosto, el objetivo fue el cajero que este banco tiene en la sucursal de la calle Los Vegas, en el polígono El Viso, con un modus operandi idéntico.

Hace algo más de dos años, la Costa del Sol sufrió una avalancha de ataques de este tipo protagonizados por dos organizaciones diferentes que finalmente fueron desarticuladas con 13 detenidos. Los investigadores les atribuyeron al menos 18 ataques y un botín que superó los 250.000 euros. La primera de ellas, liderada por un italiano al que las autoridades consideran el ideólogo de este método en Europa, cayó la madrugada del 31 de enero de 2014 durante un asalto frustrado en La Carihuela, en Torremolinos.

Apenas un mes más tarde, otra organización de origen británico a la que se atribuyó catorce robos en dos meses en nuestro país fue desmantelada en la Cala de Mijas. Durante su estancia en España, los implicados llegaron a quemar el vehículo policial que los investigadores utilizaron para hacerles seguimiento.