La madrugada de ayer fue larga en La Cala del Moral. Pero aún más eterno se le hizo el viaje al medio centenar de personas que en autobús empleó toda la jornada de este sábado para volver desde tierras cántabras, después de que el viaje de placer se hubiese convertido el jueves en pesadilla, por culpa de un escape de gas en el hotel donde se alojaban. Cinco bajas registró la expedición, la de la única víctima mortal, José Manuel Callejón Pérez, de 62 años de edad, y las de las otras cuatro personas que siguen hospitalizadas aunque evolucionan favorablemente.

En esta última lista figuran tres mujeres y un único varón, el marido de una de ellas. Al cierre de esta edición aún se desconocía si podrán volver a principios de esta semana, ya con el alta hospitalaria, pero tampoco podía precisarse la fecha para la celebración del funeral de José Manuel, tal y como señalaron sus propios familiares.

A la espera de la llegada de todos los jubilados, algunos de los allegados aprovecharon la presencia de los medios de comunicación para ofrecer detalles sobre el viaje de regreso y los inconvenientes del mismo. Miguel Ángel Nevado, por ejemplo, quiso hablar en nombre de sus suegros, Antonio y Antonia: «Es un regreso muy penoso. Con parada en Burgos para almorzar y luego otra más en Madrid, a la espera de poder tomar el último AVE a Málaga», expresó.

«Es un viaje muy incómodo teniendo en cuenta que muchas de las personas que han vuelto así son víctimas del escape de gas. Lamentamos que las autoridades cántabra o andaluzas no hayan podido fletar un avión u otro medio para que al menos las víctimas tuviesen unas mejores condiciones. Eso sí, hemos visto en los periódicos que algunos políticos han ido, seguro que en mejores condiciones, a hacerse la fotografía de rigor y aprovechar el típico postureo», denunció este vecino de La Cala.

Al contrario, los familiares quisieron agradecer en voz alta la colaboración de Autocares Paco, una empresa local, «que desinteresadamente se ha ofrecido para trasladar a los familiares y poner todas las facilidades a la expedición de regreso». Otro de los familiares directos, José Ruiz «Pepito» , quiso no obstante agradecer las muestras de apoyo que precisamente ha recibido desde el jueves por parte de las autoridades: «He recibido la llamada del concejal de Deportes nada más saberse la noticia de que mi mujer estaba entre las afectadas y también la del alcalde, que a última hora del jueves se interesó por el estado de ella».

Pepito es uno de los protagonistas indiscutibles del día a día en la localidad rinconera. Lleva casado 45 años con María Victoria Ramos, más conocida como «La Rubia», que es una de las tres mujeres que se ha quedado en tierras cántabras. Pero además acumula ya 42 años como presidente del club de fútbol local, La Cala CD. «Me casé con mi esposa y luego con el equipo de fútbol», bromeaba ayer.

«Lo cierto es que hemos pasado unos días muy duros desde que mi hijo me contó lo que pasaba. Ahora ya ha pasado lo peor, pero no sabíamos qué hacer el jueves. Ni siquiera nos daba información el hospital donde estaban ingresados», relata. Pepito señala que su mujer ha sido toda la vida ama de casa, pero que su intensa actividad en el pueblo la llevó a poner las bases de una asociación y recientemente había impulsado otra.

La encargada de la agencia de viajes, Carmina Espinosa, insistió en que tanto María Victoria como las otras tres personas que se han quedado en Cantabria evolucionan «muy favorablemente» y que en pocos días regresarán también a La Cala del Moral. Incluso no se teme por la vida de la esposa de la única víctima mortal, pese a que sea la asimismo la única persona hospitalizada que todavía no ha recobrado la consciencia.

Acerca del fallecimiento de José Manuel, algunos de los expedicionarios reconocen que su estado de salud ya era delicado antes de emprender el viaje: «Hace cuatro o cinco meses le fue diagnosticado un tumor y seguramente tenía las defensas muy bajas, porque nos han dicho que el mismo jueves sufrió varios infartos como consecuencia de la intoxicación. El pronóstico inicial era de que todos evolucionaban favorablemente, pero lo que no sabían los médicos es que la salud de José Manuel estaba muy tocada».