Una vasija funeraria de entre finales del Neolítico y comienzos de la Edad de Bronce ha sido hallada junto al recorrido turístico de la Cueva de Nerja (Málaga), lo que evidencia el intenso uso funerario de las galerías abiertas al público hace ahora casi sesenta años.

La Fundación Cueva de Nerja, que gestiona la cavidad, informó ayer de que se trata de un vaso esférico, de unos 40 centímetros de altura y color gris, que estaba en una grieta en el lateral oeste de la Sala del Cataclismo, coronada con un signo triangular en rojo.

El hallazgo se produjo hace unos días por la doctora Cristina Liñán y el conservador de la gruta, Luis Efrén Fernández, a siete metros del vial habilitado para los turistas.

La vasija tiene un diámetro de boca entre ocho y diez centímetros, presenta un buen estado de conservación y pone de manifiesto el rito funerario empleado, semejante al utilizado en el mundo romano.

«Consistía en colocar un depósito en el pequeño divertículo y taparlo mediante una lastra de roca carbonatada, acuñada en su zona superior con otro fragmento menor de espeleotema», explican.

El descubrimiento cuadra con la historia arqueológica de la Cueva de Nerja, que apunta a un intenso uso funerario de las galerías turísticas y refuerza el peso que la cavidad tuvo en estas fases de la Prehistoria reciente en lo relativo al mundo funerario y simbólico de estas sociedades prehistóricas.

La Fundación destaca que este sector ya era conocido por el equipo arqueológico y geológico de la cavidad, ya que el extremo sur de la grieta donde se ha producido el hallazgo presentaba restos de una enorme hoguera con un rango de fechas que oscila entre el Paleolítico Superior y el Calcolítico.

Por otro lado, en la grieta se descubre, sobre el lienzo oeste interno, un signo triangular, posiblemente doble, ejecutado en pigmento rojo con base de óxido de hierro, fechado en el Paleolítico Superior.

Desde el punto de vista geológico, la zona está bien estudiada con la huntita como mineral predominante y un goteo natural que presenta unas características hidroquímicas particulares. Precisamente el muestreo de agua para el estudio de la precipitación mineral ha permitido este hallazgo.