Una treintena de familias de la urbanización Torresol de Torremolinos denunció ayer el riesgo que entraña para su integridad y la del patrimonio municipal los desprendimientos registrados esta semana en el entorno del yacimiento de la Cueva de El Bajondillo.

Una portavoz de los afectados, la residente francesa Carole Pérez, expresó que el martes por la noche escucharon un gran estruendo y que desde el talud que rodea sus viviendas cayó «tal cantidad de tierra que podría haber quedado sepultada en el jardín». Agregó que por fortuna «eran las diez de la noche y ese día menos mal que opté por no tender la ropa fuera»".

El yacimiento que alberga restos de hace unos 140.000 años según los últimos análisis aún no ha sido declarado Bien de Interés Cultura (BIC) por la Junta de Andalucía. «Llevo una década como propietaria de esta casa y aquí se echan la pelota de una administración a otra», matiza.

Como ejemplo de esa supuesta desidia relata que en su día les obligaron a instalar una malla protectora a las comunidades de propietarios de la zona: «Fueron 200.000 euros que abonamos entre cerca de 100 familias y que en mi caso me obligó a firmar una hipoteca», denuncia.

«Si el talud es de titularidad pública y es una amenaza para nosotros, a qué esperan para actuar», incide. El colectivo vecinal recuerda que el actual equipo de gobierno anunció hace dos años «obras para incorporar a la Cueva tres abrigos o covachas descubiertas por entonces». El yacimiento original fue descubierto en 1989 y durante décadas se ha remarcado el «valor prehistórico» de este conjunto.

El propio Consistorio informaba en septiembre de 2016 de que el lugar en el que se localizan las nuevas cavidades se encuentra en el talud situado en los bajos del Balcón de San Miguel. «Las pruebas encontradas en este yacimiento lo datan en una etapa que abarca desde el Paleolítico medio hasta el Neolítico. Es decir, contiene información sobre la actividad humana desarrollada desde hace 140.000 años», según fuentes municipales.

La edil de Urbanismo, Maribel Tocón, ya especificó que las obras que se ejecutaron por entonces en el recinto incluyeron la instalación del sistema de contención en la Cueva de El Bajondillo, «que supondrán una mejora sustancial en la seguridad y conservación del yacimiento».

Una de las nuevas grutas delimitadas presentaba, como incide ahora, «cinco muelas de los antiguos molinos localizados en la zona, que dejaron de funcionar a comienzos del siglo XX, y piezas que, en algún caso, se reutilizaron en esa época».