Los restos mortales de Fidel Jiménez Marín, el joven buceador de 23 años que llevaba desaparecido desde el pasado 22 de julio, serán incinerados tras el funeral previsto para las cinco y media de esta tarde. La capilla ardiente quedó instalada ayer, a las siete de la tarde, en la sala 8 del tanatorio de La Esperanza, situado junto al cementerio de Vélez Málaga.

Hasta dichas instalaciones fue trasladado el cuerpo del submarinista desde tierras gaditanas. Sus familiares directos pasaron toda la mañana de ayer martes entre las dependencias judiciales y de la Guardia Civil, una vez que tuvo que practicársele la autopsia al cadáver. Pasadas las dos y media de la tarde, según comunicaron a este periódico, la comitiva fúnebre partió hacia tierras veleñas.

«Fue una mañana muy larga para los padres porque han tenido que pasar todo el día entre el juzgado y el instituto donde se le ha practicado la autopsia», expresaba uno de los familiares. Al mismo tiempo, el Ayuntamiento informaba a primera hora de la tarde de ayer que la Junta de Portavoces convocada de urgencia había decidido que la bandera municipal ondee con crespón negro en señal de luto por el fallecimiento de este buceador de apenas 23 años.

El Consistorio recordó asimismo que Fidel desapareció el pasado 22 de julio mientras practicaba pesca a pulmón frente a las costas de Barbate, en el denominado banco de Trafalgar. Sus acompañantes, después de una de sus inmersiones, apenas pudieron verle la coronilla en un último intento por tomar aire. Posteriormente, se hundió entre las aguas sin que ninguno de los dos amigos que habían tomado parte de la misma expedición pudiera alcanzarle.

Durante más de una semana, la Guardia Civil, así como los propios amigos y familiares de Fidel, intentaron sin éxito encontrar algún rastro sobre su paradero. Dichas tareas se vieron interrumpidas hace una semana a raíz de un temporal que ha impedido reanudarlas estos últimos días.

Sin embargo, la embarcación de recreo británica Lizard pasó poco antes de las seis de la tarde de este lunes por un punto situado a nueve millas marinas de la desaparición del buceador y pudo advertir de la presencia de un cuerpo que flotaba aún con el traje de neopreno. El cadáver pudo ser identificado rápidamente porque el fusil que portaba correspondía al descrito por los amigos del propio Fidel. La Guardia Civil informó del hallazgo a la familia y posteriormente fue el alcalde de Barbate, Miguel Molina, el encargado de confirmar a los padres que se trataba del cuerpo sin vida del joven veleño.

La corporación municipal de Vélez Málaga volvió a trasmitir ayer, sin excepción de ningún integrante, sus condolencias a familiares y allegados del joven y lamentó, además, «profundamente tan dolorosa pérdida».

Circunstancias anómalas

Aunque los progenitores de Fidel no quisieron entrar ayer en detalles sobre cómo había aparecido el cuerpo del joven, en el entorno de la familia sí que se remarcaron determinados aspectos sobre las labores que se han desarrollado desde el pasado 22 de julio. «Afortunadamente se ha podido localizar a Fidel, pero no de la manera que hubiésemos querido. Te queda una sensación muy extraña. Porque primero se inicia la búsqueda con todos los medios humanos, luego se interrumpe y tenemos que recurrir al Ayuntamiento, que se compromete a traer un robot y no da tiempo a que entre en acción. Todo ha sido complicado. Se han pasado las dos semanas con idas y venidas y hasta ha habido que presionar a la autoridades, incluso encontrando los amigos de Fidel una de sus aletas», manifestaba un portavoz familiar.

No obstante, los padres del joven siempre han remarcado la excelente labor de los submarinistas especializados de la Guardia Civil y también la disponibilidad mostrada por el Consistorio veleño. La madre de Fidel, Montserrat Marín, expresaba anteayer que el Ayuntamiento le había ofrecido toda la colaboración necesaria tras conocer el hallazgo del cadáver.

En el apartado de agradecimientos, los padres se referían de manera especial al Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, así como a los medios aéreos que intentaron durante muchas jornadas, sin éxito, hallar algún rastro del desaparecido.