El Mediterráneo malagueño se caracteriza por erigirse en uno de los espacios con mayor biodiversidad de la Península. Sin embargo, a los ojos de una amplia mayoría de turistas y visitantes, de esos que por docenas de miles aterrizan en Málaga cada año, esta riqueza medioambiental escapa a sus ojos. Para darlo a conocer, la Diputación acaba de instalar paneles informativos a lo largo de los 14 municipios y casi 200 kilómetros que forman parte de la nueva Senda Litoral.

Porque las costas malagueñas no sólo son, que también, chiringuitos y paseos marítimos. Bajo las aguas todavía quedan espacios vírgenes, pese al enorme desarrollo urbanístico, como los Acantilados de Maro-Cerro Gordo o las dunas torroxeñas de El Morche y las marbellíes de Artola. Existen rincones de una belleza incuestionable, sin que residentes y foráneos los hayan podido captar en sus objetivos, según relatan los propios técnicos de la Diputación. Pero nunca es tarde, si la Senda Litoral empieza a convertirse en un atractivo turístico de primer orden, agregan.

«Esta señalización, en español y en inglés, muestra un aspecto muy atractivo del litoral de la provincia, caracterizado por su gran biodiversidad», inciden. En cada uno de los 14 municipios se ofrece información sobre el tipo de fondo marino que existe, su profundidad y las especies más llamativas que pueden observarse. Igualmente, se incluyen consejos para realizar el recorrido submarino con seguridad haciendo buceo o snorkel.

Los paneles se han ubicado en Punta Chullera (Manilva), Torre de la Sal (Casares), Roquedo de Alfaro (Estepona), Punta Nabules (Marbella), el arrecife John Charles en Calahonda (Mijas), Los Boliches (Fuengirola), Punta Negra y Torrequebrada (Benalmádena), El Bajondillo (Torremolinos), Peñón del Cuervo (Málaga), los acantilados de El Cantal (Rincón de la Victoria), Valle Niza y Punta de las Ballenas (Vélez-Málaga), Algarrobo, Calaceite (Torrox) y La Torrecilla (Nerja).

Entre los aspectos más destacados que pueden observarse destacan, por ejemplo las praderas marinas de posidonia oceánica en Calahonda y La Torrecilla; los restos del vapor «Delfín», conocido popularmente como «el barco del arroz», en la playa de Calaceite, de Torrox-Costa, cubierto por esponjas, anémonas y algas; y numerosas especies como blenios y gobios en los sustratos rocosos situados en Los Boliches y Peñón del Cuervo.

Igualmente, en El Cantal de Rincón de la Victoria pueden verse el pez araña, algún que otro lenguado (bothus podas) y bancos de castañuelas; en Punta Chullera, dentro de la reserva ecológica de Playas de Manilva, pueden contemplarse sargos, castañuelas y mojarras; y en Punta Negra y Torrequebrada pueden verse serranos, sargos e incluso pulpos y jibias, al igual que en Torre de la Sal, Roquedo de Alfaro y Punta Nabules.

La Diputación, con el apoyo del Gobierno central, la Junta de Andalucía, las mancomunidades costasoleñas y los 14 municipios costeros, ha ejecutado el 80% de la Senda Litoral. Esos 150 kilómetros son ya accesibles para poder recorrerlos a pie o en bicicleta.