El minúsculo agujero por el que se coló Julen complicó el rescate desde el principio. Ante la imposibilidad de que entrara una persona se utilizó maquinaria especializada pero a los 73 metros de profundidad, encontraron tierra y sólo lograron extraer 30 centímetros. En ese punto hacen tope y el equipo tiene que replantar el rescate. Aprovechando la ladera de la montaña se decide hacer un túnel de unos 50 metros para llegar al pequeño, pero los desprendimientos hacen que se de prioridad a la construcción de una galería vertical. Tampoco es tarea fácil porque la orografía del terreno dificulta el acceso de las perforadoras al lugar donde está el pozo y hay que construir plataformas que aguanten su peso. El jueves se empieza a rebajar el terreno para horadar ese agujero paralelo, pero topan con una veta de pizarra y hasta el sábado no empieza la construcción del pozo. El último obstáculo es una veta de cuarcita que vuelve a alargar los plazos para llegar a Julen.