El Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga será el encargado de enjuiciar el caso Julen -el niño que murió al caer a un pozo en Totalán -, y por el que se sentará en el banquillo de los acusados el dueño de la finca, David Serrano, acusado de homicidio por imprudencia grave, según han asegurado a Efe fuentes judiciales.

El fiscal ha solicitado que el acusado sea condenado a tres años de prisión, mientras que los padres de Julen elevan su petición a tres años y seis meses de prisión al apuntar a una negligencia "extremadamente grave".

La defensa ha pedido la libre absolución ya que considera que a su juicio no existe delito ni imputabilidad y mantiene que era imposible haber previsto el riesgo de que Julen se desplazara por un agujero tan pequeño y que tampoco hubo negligencia porque avisó a los padres "varias veces".

El fiscal en su escrito acusatorio, al que tuvo acceso Efe, afirma que Serrano era el único conocedor de la presencia del pozo" y "a sabiendas de todo ello y de la falta de protección suficiente y adecuada, no adoptó media alguna para evitar cualquier posible resultado lesivo, poniendo en peligro la vida de los dos menores; su propia hija y Julen, que finalmente cayó por él".

El ministerio público relata que el 13 de enero de 2018 el acusado acudió en compañía de su pareja y su hija menor así como los padres de Julen y el pequeño a dicha parcela con la intención de hacer un arroz y pasar el día en el campo.

Los dos hombres iniciaron las tareas necesarias para preparar la comida; colocaron unas sillas, una mesa y el fuego, mientras que los menores estaban con sus madres, hasta que la madre de Julen se sintió indispuesta y pidió al padre que se quedara al cuidado del pequeño.

Julen se bajó de la silla y se metió en la zanja o canalización en forma de "L" de poca profundidad que había en la zona pero se puso a correr por los padres salieron corriendo detrás con la finalizad de pararlo y evitar que se hiciera daño.

Los progenitores temieron que se pudiera hacer daño con las piedras o las paredes de la zanja pero al llegar a la zona curva de la "L" siguió la carrera y llegó a su extremo final donde desapareció de la vista de los padres, tras colarse por la boca del pozo.

El fiscal mantiene que los padres de Julen y la pareja del acusado "desconocían" que estaban preparando la comida a "diecisiete metros de distancia de un pozo sin tapar"; tampoco tenían conocimiento de que al final de la zanja en forma de "L" en el lado corto, estaba dicho pozo; y no sabían que Julen corría en dirección hacia éste.

El ministerio público insiste en que el acusado "era el único conocedor" y que los demás "desconocían la presencia del pozo" ya que "apenas se veía", pues estaba a ras del suelo de la zanja.

El padre intentó sacarlo sin éxito, se lesionó los brazos y metió una goma de regar para que Julen se agarrara, "pero era imposible, pues desconocía que el pozo tenía 110 metros de profundidad y el menor ya se había precipitado hasta el fondo".

Las operaciones de rescate precisaron de la intervención y despliegue de un gran número de personas, de bomberos, numerosos expertos, empresas especializadas, equipos de salvamento minero y grupos de montaña que despertaron la atención mundial y el "sacrificio y entrega de todos los participantes" que trabajaron sin descanso, lo que para el fiscal, "nos enorgullece como país".

El pequeño fue rescatado sin vida el 26 de enero aproximadamente a las 3.29 horas de la madrugada y la causa fundamental de su muerte fue por precipitación.