Con la hipoteca parroquial hemos topado. La polémica está servida en el municipio axárquico de Algarrobo, donde un grupo de personas iniciaba días atrás una recogida de firmas para exigir al Obispado de Málaga que traslade al sacerdote de la iglesia de Santa Ana. Al parecer, en el texto se criticaba el supuesto cobro de servicios sacramentales básicos, considerados de carácter público por esa parte de la comunidad religiosa. Sin embargo, el Consejo Parroquial algarrobeño y el propio Obispado se han apresurado, por escrito, a desmentir tal afirmación.

Incluso fuentes municipales, que no suelen «entrar en valoraciones de lo que ocurre de puertas para adentro en la parroquia», han expresado a este periódico que todo ha podido partir de un «malentendido» en el ámbito de algunos colectivos locales que participan de las actividades de la iglesia de Santa Ana. Al parecer, todo parte de la deuda hipotecaria que existe desde 2013 y que sirvió para hacer frente a unas obras de reforma del templo que se elevaron por encima de 120.000 euros.

Lo que en principio pretendía dar respuesta a la sustitución de la cubierta terminó por dejar el edificio histórico prácticamente en los muros. «Hasta se sustituyó la solería y encima se encontraron restos que obligaron a detener las obras», relata el técnico encargado de dirigir aquel proyecto. Durante dos años, de 2011 a los primeros días de enero de 2013, llegado San Sebastián, la iglesia de Santa Ana logró transformarse en el templo restaurado que es hoy en día.

Pero los sobrecostes y mejoras le «endosaron a la parroquia», según reconoce el Obispado, una deuda hipotecaria de 450 euros al mes. Aunque el Consistorio expresa que si algún mes no hay liquidez el organismo provincial atiende a la deuda, lo cierto es que el cura «hace encaje de bolillos» cada mes para no tener que pedir ayudar externa Así se puede obtener en estos días lotería para el Sorteo de El Niño, con décimos del número 88220. «¿Y si toca aquí en Algarrobo?», se informa en la página en Facebook de la parroquia. Se organizan meriendas en las que por dos euros se puede tomar «café o zumo y donuts o bizcocho» y otras iniciativas bajo el lema común: «Todos somos parroquia, todos formamos la iglesia».

«Acusar al párroco de tener afán recaudatorio es algo que no cabe en lógica alguna. Es cierto que les pidió a determinados colectivos que intentaran hacerse cargo de alguna de las mensualidades, como contraprestación por el uso que le dan al templo. Pero no se trató nunca de una exigencia», apunta una vecina.

Pero, además, en el texto suscrito por la secretaria del Consejo Pastoral Parroquial de Santa Ana en Algarrobo, Lidia Segovia, se alega: «La feligresía está sufriendo estas situación con las injurias y calumnias vertidas hacia nuestro párroco, cuyo interés no es otro que velar por la comunidad. Queremos comunicar que sentimos profundamente el escándalo producido por personas ajenas a esta parroquia».

Y se insiste en negar cualquier presión del cura: «Desde la parroquia no se imponen con obligatoriedad las donaciones, se propone la colaboración de todos y cada uno desde su libertad y en cumplimiento del mandamiento eclesial de sostenimiento de la Iglesia en sus necesidades. En ningún momento se ha negado a ningún fiel la recepción de un sacramento a causa de no ofrecer su aportación por los servicios parroquiales».

Los integrantes de la comunidad religiosa algarrobeña, cuyo templo se construyó en el siglo XVI, abundan en que, desde que terminaron las obras de reforma, en estos últimos siete años se ha hecho frente a cerca de 40.000 euros de hipoteca. «La parroquia quiere transmitir paz y tranquilidad, pues como casa del Señor es un lugar de encuentro íntimo con él», finaliza el comunicado remitido por el Obispado.