Seis meses acaban de cumplirse de la desaparición de la joven Dana Leonte. En el municipio de Arenas, en la Axarquía, donde residía junto a su pareja, el asunto había pasado a un segundo plano, hasta que los casos en tierras valencianas de las jóvenes Marta Calvo y Wafa Sabbah se han encargado de revivir las intensivas búsquedas del mes de julio.

«Es normal que nos acordemos de Dana al ver cómo buscan desesperadamente el cuerpo de Marta o a otras chicas que misteriosamente han desaparecido», relata una vecina de la familia de S.R.G.

A estas iniciales responde el único detenido por la muerte de la mujer rumana de 31 años. Él, además de ser pareja de ella y el padre de la única hija que ambos tenían en común, fue el encargado de dar la voz de alerta sobre la desaparición de Dana. El hallazgo a finales de septiembre de un hueso de fémur que, a raíz de las pruebas de ADN, correspondería a la desaparecida, precipitó su ingreso en prisión.

Para la titular del juzgado de Vélez que decretó la cárcel sin fianza

las contradicciones en las que habría incurrido S.R.G., además de determinadas pruebas tomadas dentro del inmueble de la pareja, conducían a determinar la presunta culpabilidad del detenido. No obstante, su abogado, Juanjo Moreno, expresó a las pocas horas de la detención que su representado mantenía la inocencia que ya había manifestado nada más tomar declaración, a los pocos días de iniciarse la búsqueda de su pareja. Relató que se mostró «muy sorprendido» por la detención y que seguía con la esperanza de ver a Dana «por aquí».

En su pueblo natal pocos vecinos se atreven a hablar de manera abierta sobre la culpabilidad o no de S.R.G. Muchos coinciden en la complejidad de un caso que apenas ha generado pruebas determinantes. Hay quien argumenta que puede que haya más de una persona implicada y que finalmente sea el detenido el que cargue con la condena, ante la falta de evidencias para que la investigación pueda centrarse en otra vía.

También es casi unánime la opinión sobre el foco mediático en el que se ha convertido el pueblo en los meses de verano y la necesidad vital de 'pasar página' a la historia. De hecho, la mayoría de los representantes públicos, incluido el alcalde de Arenas, Manuel Ríos (PP), declinan abundar en detalles respecto al caso por el interés general de alejar la atención y dar paso a otros asuntos del día a día del pueblo.

De forma indirecta, no obstante, batidas multitudinarias como la del pasado 30 de noviembre causan el lógico interés y vuelven a poner el acento en un caso todavía con demasiados flecos. Así, señalan los propios investigadores que esos últimos rastreos colectivos «no han podido generar los resultados esperados».

Es como si a Dana se la hubiese 'tragado la tierra' de su pueblo de residencia, porque la Guardia Civil tampoco lo ha tenido fácil para intentar recoger testimonios clave a la hora de establecer nuevas líneas de investigación.

Colaboración con los agentes

El arrestado y posteriormente conducido a prisión sin fianza, según ya declarara su representante jurídico, es consciente desde el primer día que aparecía como principal sospechoso. Lo reconoció ante las cámaras de televisión incluso después de haberse sometido, de forma voluntaria, a las pruebas para la obtención de su ADN. Pero además cooperó al ser requerido su teléfono móvil para seguir el rastro de sus movimientos durante la tarde de la desparición de Dana, el 12 de junio.

Uno de los rastreos que provocaría la detención fue, precisamente, la coincidencia sobre el lugar donde habría apareció ese fémur de Dana y las zonas por las que estuvo presente S.R.G. A este aspecto, su abogado le restó importancia, al considerar que todo el término de Arenas es «el espacio vital» por el que siempre su defendido se ha movido a diario.

Aunque el hueso de Dana fue hallado por un perro, con posterioridad a septiembre han resultado infructuosos los rastreos que han protagonizado perros adiestrados, como labor complementaria de búsquedas constantes desarrolladas por efectivos tan especializados en este tipo de operaciones como el Grupo de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil.

En este sentido, la batida del sábado 30 de noviembre, a la que podría seguirle otra de similares características tras la Navidad, fue especialmente multitudinaria. Acudieron a la llamada de la Guardia Civil, para poder peinar 300 hectáreas en busca de indicios, más de 200 integrantes de la Federación Andaluza de Caza. Estos cazadores reconocieron en algunos casos que habían puesto en riesgo hasta la integridad física, al adentrarse en zonas de muy elevada pendiente o con serias dificultades para salvar cauces o arroyos.

Los equipos principales se apoyaron en este colectivo, o en el especializado en montañismo, debido a que faltaban por rastrear varias áreas abruptas, con el relieve más complejo y repletas de maleza espesa a pesar de la actual sequía. En nombre de los 200 cazadores llegados de toda Málaga, el delegado provincial de la Federación de Caza, Pedro Acedo, manifestó: «Estamos aquí para colaborar con la Guardia Civil, pero sobre todo para intentar dar descanso a una familia que acumula meses de sufrimiento desde que desapareció esta chica».

Al dolor de los familiares directos de Dana se suma el de los allegados de S.R.G., después de haberse superado los dos primeros meses desde el ingreso en prisión. En este tiempo, la hija de un año de edad fruto de la relación que él mantenía con Dana ha permanecido custodiada por la familia paterna. Este ha sido otro de los auntos que provocó reacciones por parte de los familiares de la joven.

El hermano de Dana que reside también en la Axarquía, Florín Leonte, reivindicó que las autoridades debían permitir el traslado de su sobrina pequeña a Rumanía, con la intención de que crezca «alejada del lugar en el que desapareció su madre». Y se refirió también a que ni él ni sus familiares tenían duda alguna sobre la muerte de la joven: «Ella no podía haberse ido lejos dejando a su hija sola. Ojalá que puedan encontrarla. Son muchos meses ya».

Ante esa petición no ha habido respuesta alguna, de forma que la niña continúa con la familia del hermano mayor de S.R.G. y con visitas continuas de otras miembros de la familia paterna. El abogado del padre, Juanjo Moreno, matizó las circunstancias por las que se ha mantenido la situación: «La niña ha vivido prácticamente desde que nació con sus familiares paternos, porque hay que recordar que tanto su padre como su madre trabajaban y casi no podían estar con ella».

Al respecto cabe recordar que Dana estaba al frente de una cafetería en el corazón del casco urbano de Vélez. A diario bajaba de Arenas a la capital de la Axarquía e inicialmente su pareja aludió a que ella mantenía una deuda con un conocido, que le presionaba para que la saldase lo antes posible. Al parecer, la joven habría recibido un dinero para iniciar su nuevo negocio, pero no había tenido los resultados esperados, de manera que habría alargado los plazos al máximo para devolver las cantidades pendientes.

Sin embargo, los investigadores concluyeron, en virtud del auto para el ingreso en prisión de S.R.G., que la mujer habría sido golpeada por él «al menos en una ocasión con un palo de madera en la cabeza». En virtud de los registros domiciliarios posteriores a la desaparición habría pruebas de que justo después «la envolvió y la arrastró escaleras abajo» para meterla en un vehículo y trasladarla a otro lugar «para ocultarla» o «matarla y ocultarla».

El auto también justifica el ingreso en la cárcel sin fianza, debido a que podría proceder a la ocultación de pruebas, después de que se hubiese confirmado que el fémur hallado en septiembre era de Dana.

Pero, pasados más de dos meses desde la desaparición, las posibles pruebas aludidas por los investigadores siguen sin aparecer. Sólo los casos en Valencia de estas últimas semanas, muy parecidos, sin certeza sobre la localización de esas mujeres desaparecidas, han permitido rescatar a Dana del olvido.