Un día de campo acabó en tragedia hace un año cuando el pequeño Julen, de 2 años, cayó a un pozo de casi 110 metros de profundidad en Totalán, y nada se pudo hacer por salvarle la vida pese a los doce días y once horas que duró su rescate.

El 13 de enero de 2018, José Roselló y Victoria García, junto a su hijo Julen, fueron a pasar el domingo en la parcela de David Serrano, con la pareja de éste (prima del progenitor del niño) y la hija de ambos, con la intención de hacer un arroz en la zona conocida como Dolmen Cerro de la Corona, en Totalán.

Los dos hombres iniciaron las tareas necesarias para preparar la comida; colocaron unas sillas, una mesa y el fuego, mientras que los menores estaban con sus madres, hasta que la madre de Julen se sintió indispuesta y pidió al padre que se quedara al cuidado del pequeño.

Julen se bajó de la silla y se metió en una zanja o canalización en forma de "L" de poca profundidad que había en la zona, pero se puso a correr por lo que su padre salió corriendo detrás para evitar que se hiciera daño.

Un operativo formado por bomberos, guardias civiles, expertos como ingenieros y mineros de Asturias; empresas relacionadas con la construcción, Protección Civil, Policía Nacional; coordinado por el delegado en Málaga del Colegio de Ingenieros de Caminos, Ángel García Vidal, comenzó entonces con esperanza una operación de rescate "inédita en todo el mundo" de la que España estuvo pendiente de cada movimiento.

"Es como si Julen fuese el hijo de todos. ¿Si su hijo estuviese ahí iría a por él, no? Pues nosotros vamos a por él", describió García Vidal durante las tareas. Un pozo paralelo al de donde estaba Julen, el encamisado o entubado de la perforación y una galería fueron algunas de las infraestructuras que se tuvieron que realizar para llegar hasta el pequeño, haciendo frente a dificultades como la dureza del terreno, que requirieron incluso de microvoladuras.

La subdelegada del Gobierno en Málaga, María Gámez, ha asegurado a Europa Press que esos 13 días de rescate significaron "enfrentarnos a lo desconocido y a un reto muy complicado", además de a una "enorme angustia colectiva y personal"; aunque también fue un hecho, ha dicho, "que nos tocó la fibra sensible a todos y eso es lo positivo, sobre todo por la capacidad de trabajar ante una situación así".

En este sentido, ha destacado ese trabajo conjunto "entre organizaciones y personas tan distintas, desde los ingenieros y mineros, a la Guardia Civil o los que colaboraron de cualquier otra forma". "Esa coordinación tan extraordinaria que en situaciones normales hubiese necesitado 27 protocolos y varios años para redactarse se resolvió sobre la marcha", ha subrayado.

Gámez ha manifestado que esa "buena voluntad tan extraordinaria de todos nos hizo trabajar a destajo, sin descanso, en unas situaciones en las que todo el mundo se olvidó de sí mismo y eso podía haber entrañado algún peligro físico", aunque ha precisado que "afortunadamente no pasó".

Los progenitores temieron que se pudiera caerse con las piedras o las paredes de la zanja pero al llegar a la zona curva de la "L" siguió la carrera y llegó a su extremo final, donde desapareció de la vista de los padres, tras colarse por la boca del pozo.

Los padres de Julen y la pareja de David Serrano "desconocían" que estaban preparando la comida a "diecisiete metros de distancia de un pozo sin tapar"; tampoco tenían conocimiento de que al final de la zanja en forma de "L" en el lado corto, estaba dicho pozo y que Julen corría en dirección hacia éste, según mantiene el fiscal.

El dueño de la finca se enfrenta a tres años de prisión por homicidio por imprudencia grave y será juzgado el próximo 21 de enero el Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga, aunque los padres elevan a tres años y seis meses su petición al apuntar a una negligencia "extremadamente grave".

El día de campo acabó en tragedia y con dos familias enfrentadas. Los padres siempre han mantenido que desconocían la existencia del pozo y David Serrano afirma que alertó de las tres prospecciones que había en el lugar.

El procesado desde el primer momento intentó desviar su responsabilidad acusando en primer lugar al empresario que hizo la prospecciones que había, posteriormente afirmó que el equipo de rescate pudo causar lesiones a Julen y más tarde acusó José Roselló de no decir la verdad, ya que mantiene que lo avisó del peligro.

El juicio oral determinará la responsabilidad del acusado si no llegan a un acuerdo, consenso que no podrá producirse si David Serrano no admite que no adoptó las correspondientes medidas preventivas y paga la indemnización estipulada a la familia del niño.

Los padres de Julen han asegurado a Efe que necesitan que todo acabe y esperan que el juicio sirva para pasar página porque "necesitamos hacer su duelo sin la exposición mediática".

El pequeño fue rescatado sin vida el 26 de enero a las 1.25 horas de la madrugada y la causa de su muerte fue por la caída al pozo y que sufrió traumatismo craneoencefálico y raquimedular.

Los patólogos sostienen que el tiempo de supervivencia "fue corto", que falleció "pocos minutos después de la precipitación" y que no se trató de una caída libre, ya que la velocidad de la misma se vio disminuida por la fuerza de rozamiento, ropas y salientes del pozo.

Los padres de Julen agradecieron todas las muestras de apoyo y estuvieron en todo momento en la zona pendientes de las tareas, que terminaron cuando los equipos de rescate accedieron al punto del pozo donde se buscaba a Julen y localizaron el cuerpo sin vida del niño a unos 71 metros de profundidad, debajo de un tapón de tierra que arrastró en su caída.

Los agentes de la Guardia Civil que sacaron el cuerpo de Julen expresaron que tuvieron una sensación "agridulce" y "sentimientos encontrados" cuando lograron dar con el pequeño, pero "no con el final que hubiésemos deseado". No obstante, aseguraron que "en ningún momento" dejaron de creer que pudiera estar vivo y dieron "más de lo que podíamos para llegar a él lo antes posible".

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