Unas 48 horas después de que al concluir el pleno balbuceara entre lágrimas que era «feminista» y le había pedido hasta la saciedad a sus compañeros que no le hicieran ese daño a la alcaldesa, rompió su silencio Sara Matés. Ella es la concejal de Alcaucín que abandonó Ciudadanos para pasar a no adscrita y horas después propició el fracaso de la misma moción de censura que había firmado anteriormente y de la que, desde hace más de un mes, tenía constancia de que su grupo trabajaba en ella. «No soy una tránsfuga,voté como concejal no adscrita y no lo hice por interés económico», reiteró Sara Matés en unas declaraciones realizadas desde Madrid, adonde se desplazó un día después de la controvertida sesión plenaria para representar al municipio en Fitur en el seno de una delegación de la que también formaba parte la alcaldesa que salvó su vara de mando in extremis, la socialista Ágata González.

«El día del Pleno no me encontraba bien de salud, pero mi familia me dijo 'esa muchacha no se merece eso, tú subes y le ayudas que el pueblo te lo está pidiendo'; solo hay que ver el aplauso con el que la gente me lo agradeció, habrá quien me criticará pero serán los menos, yo lo he hecho por mi pueblo, porque había más de mil firmas de vecinos que no querían la moción de censura», enfatizó la concejala.

Sara Matés recordó que el pasado 21 de enero, la jornada anterior al Pleno, presentó un escrito en el Ayuntamiento «donde dejo constancia de que me voy a un grupo no adscrito». «Esperé hasta el último momento para que mis compañeros de partido echaran hacia atrás esa moción de censura; he estado 15 días con mucha presión por parte de ellos y no han dando su brazo a torcer, querían seguir adelante pese a que a las 12 horas de presentar el documento con ellos, no lo vi correcto, no era lo que el pueblo quería y había algo detrás que se me escapa», afirmó.

Matés le reprochó, igualmente, a sus compañeros de Cs que recurrieran a «la mentira». «Se me escapaba algo porque tenían planteado que con mi abstención seguían ganado, pero en ningún momento me lo comentaron y, como soy feminista y mujer, voté en contra porque no me gustaría que me hicieran lo que le íbamos a hacer a Ágata; además, el compañero de Por Mi Pueblo, José Sebastián Navero, también tuvo que ponerse en riesgo y votar en contra porque las dos abstenciones no valían», agregó.

En este punto, señaló que se ha ido al grupo no adscrito «como Navero se ha tenido luego que ir». «Me dijeron que, en el mismo momento en el que me abstuviera, me echaban del partido; eso hay que contrastarlo, yo no he hecho transfuguismo, el PSOE no me ha pagado para irme con ellos, nadie me ha pagado nada ni me voy a trabajar a ningún lado, me quedo en el Ayuntamiento con mi acta y ya veremos más adelante lo que haré», defendió a ultranza Sara Matés.

Respecto a su inclusión en el equipo de Gobierno, insitió en que está en el grupo no adscrito «sin nómina». «Llegaré y la alcaldesa contará conmigo al igual que con el chico de Por Mi Pueblo y con el resto de concejales», apuntó.

Al ser preguntada por el hecho de que la moción de censura a la que se opuso llevara su firma, Sara Matés reconoció que, en el momento de estampar su caligrafía, la suscribió «libremente». Ahora bien, a renglón seguido explicó que, unas 12 horas después, empezó a arrepentirse de ello.

Además, Matés se acogió a su situación personal -es edil liberada, vive en Málaga en vez de en su municipio natal y recientemente ha sufrido problemas de salud- para defender que no estaba totalmente al tanto de la relación que sus compañeros de Cs mantenían con sus socios de Gobierno y de si la moción estaba realmente justificada.