Un fuerte dispositivo policial custodia las labores de los operarios de la empresa Obracsa, adjudicataria de los trabajos de renovación de las aceras de la avenida Málaga de La Cala del Moral.

Efectivos de la Guardia Civil se han desplegado por la zona para evitar que un grupo de vecinos obstaculicen las labores de poda, tala y trasplante de los 83 árboles que hay en dicha avenida, y que el Ayuntamiento quiere sustituir por palmeras de coco plumoso, aprovechando la renovación de la solería, el mobiliario urbano e incluso los semáforos de la vía.

Un grupo de vecinos apoyados por diversas asociaciones ciudadanas protesta desde hace días por lo que consideran un ataque indiscriminado contra unos árboles que desde hace años ofrecen buena sombra a los peatones y sostienen que la sustitución debería hacerse sólo de aquellos que realmente ocasiones problemas en las aceras.

Los vecinos, que ya han recogido cerca de 7.000 firmas a través de la plataforma Change.org para que se paralice el proyecto y se someta a un amplio debate público, han organizado sentadas junto a los ejemplares para evitar su tala.

El Ayuntamiento, en un comunicado público que se puede leer en su página web, insiste en que los árboles actuales ensucian, levantan e invaden las aceras, restando visibilidad a la señales de tráfico, el alumbrado público, las viviendas y comercios del entorno, además de que ocasionan unas excesivas y costosas tareas de limpieza y mantenimiento, ya que deben redirigir constantemente su crecimiento para evitar problemas de tráfico, seguridad y fitosanitarios.

De ahí la idea de aprovechar las obras para sustituir los árboles (moreras, brachachitos y ficus) por palmeras de coco plumoso, cuyo tronco apenas ocupa espacio, crecen libremente en vertical y apenas necesitan mantenimiento, ofreciendo una sombra de alivio que se considera suficiente en una avenida cuya sombra, según explica el Consistorio, viene marcada realmente por la estrechez de la avenida y los edificios que hay en ella.

El Consistorio explica que sólo pueden trasplantar los 30 ejemplares de ficus (que son los más agresivos con las aceras y las conducciones subterráneas de servicios), ya que tanto las moreras (que ensucian mucho la acera) como los brachichitos (cuyas podas han deteriorado los ejemplares con el continuo riesgo de caída de ramas) no soportarían un trasplante de una zona a otra. En su lugar, se plantarán una centena de palmeras de coco plumoso, con una separación de 8-9 metros entre sí para que ofrezcan una mayor capacidad de sombra.

El Ayuntamiento insiste en que el coco plumoso es un árbol mucho más sostenible que los actualmente plantados, ya que es limpio, no tiene fruto que ensucie la acera, no necesita poda y su crecimiento natural es vertical, sus ramas no ofrecen riesgo de caída sorpresiva, su tronco de apenas 30 centimetros apenas ocupa espacio; no es una especie preferente para las cotorras y sus ramas pueden tener hasta dos metros, generando una sombra de cuatro a cinco metros de diámetro.