Una de las primeras expediciones en la Cueva de Nerja fue en 1959, cuando cinco exploradores hallaron dos esqueletos prehistóricos. Uno de esos esqueletos corresponde con el reciente descubrimiento de un diente encontrado en la Sala de los Fantasmas, donde se hallaron los esqueletos. La pieza dental ha sido estudiada por el Instituto de Investigación de la Cueva de Nerja. El equipo de investigadores y el antropólogo Iván Sánchez han empleado técnicas de microscopía binocular y macrofotogrametría de alta resolución. El estudio ha permitido saber que su muerte corresponde a un ser humano de 15 años, la edad del esqueleto hace 3.690 años.

Los dos esqueletos desaparecieron meses después al descubrimiento, pero siempre han sido importantes gracias al relato de los exploradores. Por este motivo, según un comunicado de los portavoces de la Cueva de Nerja, "tenían interés por saber más sobre ellos" . Los explorados han realizado trabajos de prospección continuos en la zona de la Sala de los Fantasmas hasta dar con la pieza dentaria y varios fragmentos óseos humanos.

La alimentación del individuo correspondía a la dieta terrestre habitual desde el Neolítico, según los patrones de consumo alimentario que se observan a lo largo de la historia. Los estudios concluyen que experimento un déficit alimenticio coincidente con el final de la lactancia. Los investigadores observan también un ligero desgaste, que puede deberse a su tipo de alimentación o al empleo de la boca como tercera mano en tareas domésticas o artesanales.

La úbicación del depósito funerario colocado sobre el suelo de la sala y en un espacio abierto unido a esta cronológia, supone un cambio de ritual en relación a los espacios elegidos durante el Neolítico y el Calcolítico. La investigación adscribe este tipo de enterramiento a las etapas finales del Mundo Campaniforme andaluz, última fase prehístorica de ocupación de la cueva.