El factor humano es de uno de los condicionantes más evidentes en la conservación de los monumentos naturales y un equipo del Instituto de Investigación Cueva de Nerja aprovecha la ausencia de visitantes debido al cierre temporal por la covid para llevar a cabo un estudio sobre la repercusión en el "comportamiento" de esta cavidad.

Hasta ahora no se había hecho tal análisis por la imposibilidad de cerrar al público durante un período de tiempo suficiente que les permitiese obtener los datos necesarios, según ha explicado a Efe el arqueólogo Luis-Efrén Fernández, que forma parte de este estudio junto a la bióloga Yolanda del Rosal y la geóloga Cristina Liñán.

Este Bien de Interés Cultural (BIC) reconocido así por sus manifestaciones prehistóricas supone una excepción en el mundo de las grutas "decoradas" con pinturas por el número de visitantes que reciben, frente a otras como la Cueva de Altamira (Cantabria), que estuvieron abiertas al público y se cerraron para evitar la pérdida de su arte rupestre.

Estas manifestaciones prehistóricas son "extremadamente frágiles" y cualquier modificación puede generar daños irreversibles, por lo que resulta imprescindible mantener el equilibrio entre conservación y visitabilidad para conservar la cueva y el patrimonio que lo alberga, incide Fernández.

Del Rosal ha precisado a Efe que se trata de continuar con el protocolo rutinario de conservación y mantenimiento de la cueva, pero esta vez poniendo especial atención a si se da algún cambio en los resultados que pueda ser atribuible a que no haya visitas o a otro motivo ajeno a ello.

Es una tarea que puede parecer de titanes ante las dimensiones de la cueva -35.000 metros cuadrados de superficie- y que tiene como objeto "conocer para proteger" y prevenir, además de controlar cuando sea necesario, las alteraciones derivadas de la presencia humana, añade el arqueólogo.

El control del impacto ambiental de las visitas aborda cuestiones como el número de personas, las horas mínimas que debe estar cerrada al público o el período de iluminación.

La geóloga comenta a Efe que desconocían el comportamiento microclimático de la cueva sin visitantes y este tiempo de soledad obligada les permitirá percibir las características, bajo condiciones naturales, de los precipitados minerales que se forman en la gruta a partir del agua de goteo.

"Es un periodo muy interesante porque nunca teníamos esa referencia de cómo se podía comportar la cueva" en las circunstancias de vacío de público, ya que el único cierre de cierta entidad que recuerda fue de diez días cuando se encerraron un grupo de colonos hace dos décadas, señala Liñán.

A día de hoy la cueva sigue dando sorpresas a este grupo de investigadores que continúan examinando incluso los sitios más recónditos de la cavidad que normalmente no se frecuentan.

Aún es pronto para saber cómo cambia el yacimiento frente a esta nueva realidad y los tres expertos coinciden en que tratarán de disponer del registro más largo posible para completar la "biografía arqueológica" de este yacimiento y así sacar partido a las consecuencias de la pandemia del coronavirus.

El gerente de la Fundación Cueva de Nerja, José María Domínguez, se ha referido, en una entrevista con Efe, a los próximos proyectos, entre los que se destaca la creación de la primera sala de realidad virtual en una cueva en España que permitirá acercar al público a las zonas no visitables -las galerías nuevas y altas-.

Detalla que tratan de reinventarse en la actual situación, puesto que se mantienen única y exclusivamente de la venta de entradas y los servicios que ofrecen y han organizado una serie de campañas como la del próximo diciembre que permite disponer de entradas a precio reducido válidas hasta junio de 2021.