Sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar están a la vuelta de esquina con sus camellos cargados de regalos para los más pequeños. Miles de juguetes que va a hacer las delicias de los niños, pero que deben cumplir algunos criterios de seguridad para no complicar unas fiestas navideñas ya de por sí bastante extrañas y difíciles.

Así que para aclarar dudas y ayudar a los Magos de Oriente, la Asociación Española de Pediatría (AEP) facilita algunas claves para no poner en riesgo la seguridad de nuestros hijos.

Los pediatras subrayan la importancia que el juego tiene para los más pequeños ya que les ayuda a desarrollar sus capacidades cognitivas, el lenguaje y su sociabilidad. Además, les mantiene activos, les relaja, favorece el control de los impulsos agresivos, etc.

Así que, ¡a jugar se ha dicho! Pero ¿qué juguete es el mejor y más seguro?

Los miles de catálogos ofrecen una oferta muy amplia y de todo tipo. Así que, a la hora de hacer la carta, lo primero es tener en cuenta la edad del niño y sus capacidades.

Comprar un juguete que esté dirigido a niños más mayores puede ser peligroso ya que podría contener, por ejemplo, piezas pequeñas que no deben ser manipuladas por los niños de menor edad.

Además, a la hora de elegir dónde comprar siempre hay que optar por tiendas de confianza y que el juguete esté marcado con el sello de CE que indica que el producto cumple las normativas europeas de seguridad.

Y como norma general, si vamos a reglar a niños de corta edad, lo mejor es no comprar juguetes con dardos o flechas.

Una de las opciones a elegir son los juguetes destinados al desarrollo del niño, es decir, aquellos que los niños puedan manipular, que les permitan explorar y usar la imaginación además de interaccionar con padres y cuidadores.

Muñecas, animales, figuras, coches, aviones, comidas "de mentira" o construcciones, facilitan el juego imaginativo de los niños, según afirma la AEP. Y para aprender a solventar problemas, los puzles y los bloques son esenciales.

Y como también es importante fomentar la actividad física de los más pequeños, pelotas, bicicletas o patinetes deben estar entre las opciones a regalar.

Una vez elegido y con el regalo ya en manos del niño, hay que seguir vigilantes. Así, los pediatras recomiendan montar el juguete según indique el fabricante, para evitar daños.

Y muy importante: tirar lo antes posible los embalajes, en especial aquellos que incluyan plásticos por el peligro de asfixia que tienen asociado.

Si los Reyes han decidido acompañar los regalos con una decoración a base de globos, hay que vigilar que los más pequeños no jueguen con ellos. Si alguno explota es muy importante retirar los trozos inmediatamente.

Cuando en casa se juntan niños de distintas edades hay que tener especial cuidado, ya que los juguetes de los más mayores pueden ser peligrosos para los más pequeños. Por ejemplo, juegos con piezas pequeñas, inferiores a 4,4 cm, no deben ser manipuladas por los niños menores de 36 meses.

Pero no sólo las piezas pequeñas. Si el juguete lleva pilas lo mejor es no dejar que el niño las manipule.

Y para evitar resbalones, caídas y tropezones, debemos enseñar al niño a guardar sus juguetes en el lugar que corresponda.

Si el regalo estrella de este año es una bici, unos patines o un patinete, recuerda que el casco y las protecciones son esenciales para evitar golpes, heridas y traumatismos.

Además, los pediatras subrayan la necesidad de no dejar los juguetes en el olvido. Hay que revisarlos periódicamente para comprobar que están en buen estado y no hay piezas sueltas (como los ojos de los muñecos) y que las tapas de las pilas están aseguradas.

Y como vivimos en tiempos de coronavirus, la higiene es fundamental, así que debemos lavar los "amorosos" peluches con bastante frecuencia.

¿Y los videojuegos?

Es innegable que en las cartas a los Magos van a aparecer peticiones de consolas, tabletas y demás dispositivos electrónicos. Y, como en todo, el uso de estas nuevas tecnologías puede ser bueno porque ofrecen muchas oportunidades de aprendizaje y desarrollo para los niños, siempre que se haga un buen uso de ellas.

Así que, si vamos a regalar tecnología, lo mejor es supervisar el uso que el niño hace de ella. ¿Cómo? Controlando el tipo de videojuego al que juega y evitando que pase demasiado tiempo ante la pantalla.

La Asociación Española de Pediatría recomienda que no se exponga a ningún tipo de pantalla a los menores de dos años. Entre los 2 y los 4 años, lo mejor es como mucho una hora de juego con tecnología.

Para los más mayores, 2 horas debe ser el máximo de exposición.

Dedicar demasiado tiempo a estos juegos tecnológicos favorecen la obesidad, el sedentarismo, el aislamiento, la violencia y el bajo rendimiento escolar.