Noche muy pasional la vivida ayer en el teatro con muchos seguidores de grupos que actuaban en una sesión de alta calidad. La más pareja de lo que llevamos de concurso. Se emplearon a fondo el personal de teatro, seguridad y Fundación ante otro cartel de no hay billetes para que todo saliera bien aunque la sesión acabó con retraso al tiempo estimado de conclusión.

Debut de Miguel Gutiérrez en la autoría de la comparsa malagueña Delirio, dirigida por Lorena Montilla. No suelo pedir las letras para releerlas mientras actúa un grupo. Directamente me abandono como espectador asentir la transmisión oral del mensaje y desgranarlo en mi mente. En esta ocasión sí lo hice debido al autor. Lo conozco del ámbito cofrade donde ha realizado pregones y obras literarias de calidad. Lo que nos ofreció el grupo deja cosas interesantes. La presentación novedosa a piano en parte nos dejá letras al desvarío carnavalero, a esa pasión desmedida del que queda atrapado por febrero. La acústica del Alameda pasó factura. El piano solapó voces en algún momento de la introducción de la presentación. Letras comprometidas en los pasodobles. Buena intención y necesaria para la fiesta. Destacaron un par de buenas cuartetas en el popurrí. En algunos casos parecía que música y letra no congeniaban, dulcificando letra con mensaje más agresivo perdiendo fuelle el concepto a transmitir. Miguel, como muchos autores mama de otros consagrados, a falta de buscar un sello propio que la experiencia le dará. Enhorabuena por un debut honrado.

Y Eva 'La cania' también se bautizó sobre unas tablas como autora de la comparsa El batallón de los valientes, un producto muy redondo. Lo único que veo negativo es un poco desdibujado el personaje o concepto, representado en la presentación. Por lo demás unos mimbres inteligentes y con mucha implicación. El grupo acompañó el repertorio defendiéndolo notablemente. Buenas guitarras trae la comparsa. Destaca la conjunción a tenor y contralto que sin abusos se hace muy agradable al oído. Para mi gusto y sobre gustos ya saben, merecedoras de otro pase por derecho. Un mundo de valientes donde dan igual el sexo, raza o condición y donde la rebeldía de la juventud tan necesaria nos anima a alistarnos ante el borreguismo de la sociedad. Gran mensaje que llegó. Misión cumplida.

La murga de los Leones, Pintando al fresco, nos señaló en el primer pasodoble que ellos ya son realidad y no cantera, aunque saben que vienen de ella. Estoy de acuerdo. Son realidad y así deben ser tratados más lejos de estirpes o apellidos. Con todo lo que ello conlleve. Por ejemplo, sin la protectora benevolencia de la edad o de cuidarlos ante críticas o halagos. Esta murga suena a Málaga. No al concepto añejo si no al soniquete de nuestra tierra. Cosa que me agrada. El tipo catalogado de los de poca vergüenza, maquilladores de difuntos de cuerpo presente. Precisamente no se bordeó el humor negro en demasía. Buenos cuplés y buen estribillo y un popurrí cargado de pegotes que levantaban carcajadas. La presentación fue lo más flojo del repertorio. Este año y viendo el transcurso del concurso tendrán que pelear por el pase a semifinales con un nutrido grupo de murgas. Su misión de hacer reír cumplida con creces.

De Córdoba, la murga Los Marisoles, repiten en nuestro concurso donde son muy queridos. Estas chicas del tiempo tardaron en enganchar con el público. Concretamente hasta la tanda de cuplés con un estribillo de envergadura. Tras la parodia de uno de los integrantes del grupo muy parecido a Paquirrín, comenzaron el popurrí con el público metido en el bolsillo. Buenas cuartetas, algunas localistas demuestran la inteligencia de un grupo que viene a concursar y sabe a donde viene a concursar. Bravo por ellos. Acabaron con parte del patio de butacas en pie. Otros que se enganchan a entrar a semifinales. Que complicado todo. Benditas complicaciones.

El regreso de Carlos Pariente arrasó o no, entre el respetable. ¿Salimos o no? Es la propuesta para este 2017. Han creado un personaje para el recuerdo. Unos indecisos de la vida. Presentación que no arranca la carcajada gorda porque está uno pendiente a mil matices humorísticos tanto en letra como en tipo. Se notó algo de nervios y ganas de soltar el repertorio entre los integrantes. Algunas veces algo exagerado el cante y las gesticulaciones fruto de ese ímpetu tras varios carnavales sin estar con nosotros. El segundo pasodoble es sencillamente memorable. Un juego de chistes tras otros con nuestra Semana Santa como fondo. Genial. La murga recoge todo tipo de posibilidades escénicas para crear un producto delirante. Destaca el desarrollo del primer cuplé de estos indecisos así como gran estribillo. En esta ciudad los popurrís suelen ser decisivos y los chicos de Pariente sacan a gala toda su comicidad de un gran grupo de comediantes. Brutal en interpretación y trabajo con cuartetas para el recuerdo. Han vuelto y de qué manera. Otros que se suman al todo.

Y hablando de personajes, uno de los más queridos de este carnaval será Vitoria, una señora residente en calle Larios algo cotilla. Paquito Susi y sus chicos crean en Vitoria, malagueña y exquisita una murga de quilates. Todo el repertorio al tipo y con una caracterización y acento muy trabajado. Buen forillo. La sensación es que la murga fue de menos a más. La tanda de cuplés fue propia de preliminar y puede pasar factura. En cambio el estribillo es un uno gordo. Pero lo mejor es el popurrí. Una historia hilada de la calle Larios que alcanza cotas altísimas en humor. La cuarteta de la semana santa y la de las luces de navidad quedan en el recuerdo de la antología de nuestro carnaval. Me tendrán el primero en la calle viéndolos. Cristo o Roma están para comérselos. Gracias por este personaje tan malagueño. Otros que pelean por esa final del 17.

Coda. Es la primera vez que el Alameda no intuye ni finalistas ni premios, que gozada. Y más gozada es tener la suerte de trabajar para poder contárselo. Un orgullo.