Hace unos años cuando había muchas menos agrupaciones, casi siempre eran los mismos y los que venían nuevos no empujaban tan fuerte como lo hacen ahora, se guardaban las mejores coplas para la final.

Los autores de agrupaciones consagradas tenían la certeza de que estarían en la finalsin ponerle mucho esfuerzo, simplemente por la calidad que atesoraban sus actores y repertorios. Las preliminares eran un mero trámite para pasar al Cervantes y allí empezar a darlo todo. Con el cambio de bases, la cosa ha cambiado.

Se levanta el telón del Alameda, enseñas tu personaje acompañado de un forillo y un disfraz que te has currado hasta la extenuación. Sueltas tu presentación y gusta, has enganchado al público y a su vez al jurado (recordemos que esto es un concurso). Cantas tu primer pasodoble, con letra de presentación del personaje (no siempre), pero el segundo es contundente y lanzas una letraza que pone en pie al respetable, tienes a la gente danzando en tu órbita. El resto de repertorio sigue gustando, has dado lo que venían buscando, has presentado tus credenciales y el sabor de boca que has dejado es moscatel. Te espera un segundo pase. Con la murga y el cuarteto pasa lo mismo, pero con el cuplé (todos sabemos, que es lo que mas puntúa en esta modalidad, al igual que los pasodobles en las comparsas).

Pero esto no es una ciencia exacta. Se han soltado coplas en el Alameda que bien valían una final y finales que por hacer esto, no les quedó más repertorio, repitiendo letra o lo que en un principio no era para el concurso, algunas sin demasiado ensayo arriesgándote a "mascarla". Pero eso es para valientes.

Sería de diez, que en cada pase se cantase al menos una de esas letras que pueden hacer que te den un premio. Esto es un concurso y si quieres ganar debes de ir mejor preparado que tu rival. En este juego, cada uno mueve sus cartas como le parece. A veces no gana el que creías mejor. ¡Salud!