La madrugada del miércoles-terminamos la tercera semifinal del martes a eso de las dos de la mañana- me fui a la cama repasando el todo poderoso Twitter y me encontraba con una foto del Falla totalmente desangelado durante la actuación de una chirigota. Parece que en Málaga no hemos llegado a ese extremo pero también renqueamos en este tema. Una vez termina de cantar un grupo de los consagrados, de los que siempre están en la final se produce en el patio de butacas una auténtica desbandá. Y sí ya juntas que tras el descanso la mayoría de agrupaciones que actúan no son de las punteras o vienen de fuera este hecho se acentúa aún más. Sigo sin entenderlo.

Sigo sin comprender como la gente se gasta el dinero para sólo ver a su grupo y luego marcharse. Lo mejor es que estos que salen pitando tras el pase de los suyos son los que más golpe de pecho se dan de buenos carnavaleros, los que más críticas lanzan a través de las redes sociales a cualquier gestión de la Fundación y a las actuaciones de otros grupos, que claro está son rivales directos de los suyos. Puede ser que tengamos un concurso maduro, que anda por sí sólo pero aquí seguimos cojeando.

Ver como la gente se levanta y se va en mitad de una copla o como reprenden a los periodistas que hacen un descanso durante una actuación, es lamentable. Sobre todo porque esa misma gente son esos que sólo van al Cervantes a aplaudir y corear a su murga o comparsa.

Al menos el personal del teatro se ha puesto las pilas no dejando pasar al patio de butacas a los espectadores mientras se está cantando una copla. Bien. Pero... y siempre hay un pero, la calidad del aficionado no va unida con la calidad del espectáculo. Y está es otra, porque llevamos desde comenzó el concurso escuchando en corrillos y reuniones que la calidad del concurso de este año está dejando mucho que desear.

A todo esto se une la pésima autocrítica de algunos grupos y de sus 'hooligans' siendo capaces de tirar un pasodoble en una semifinal increpando a un cronista, que te puede gustar más o menos, pero que simplemente da su opinión y visión de un espectáculo. Para mí parecer bochornoso, pero totalmente respetable. Y una vez terminado el pase, la desbandá. Y en estos lares seguimos... En lugar de tanto juzgar al concurso y su calidad vamos a meternos la mano en el pecho y preguntarnos si los aficionados estamos a la altura de nuestro carnaval. Habrá que predicar con el ejemplo.