Gracias Dios Momo. Gracias madre por parirme carnavalero. Gracias a mi tío Paco, a mi tío Manolo, a mi tío Pepe... a toda mi familia por meterme este veneno del carnaval en cada una de mis venas. Gracias por permitirme vivir una noche como la que viví el domingo. Una cuarta preliminar que acogíamos aún con un sabor agridulce, el concurso nos está dando cinco de cal y una sólo de arena. Y de repente bajas las escaleras te sientas en la butaca se levanta el telón y comienza una velada en la que los grupos rozan casi todos el suficiente alto y hasta el bien alto.

Tenemos que salvaguardar un cuarteto con muchas ganas pero sin el mínimo deseable. Málaga seguirá en la lucha de salvar esta categoría, porque estoy seguro de que hay por ahí escondidos en algún despacho de creación grandes cuarteteros malaguistas que algún día llegaran a nuestros escenarios y de nuevo Dios Momo sonreirá en su sillón.

A mí las dos comparsas de Granada me gustaron, se agradece siempre que los que vienen de fuera se presenten en nuestro concurso con algo digno de este. Y te vas al descanso sonriendo, porque esa murguita de La Línea tampoco ha estado mal. Y sí, sales a fumarte el cigarro orgulloso de la majestuosidad del carnaval que te está dando una noche de preliminares de ensueño. Sin olvidar que estamos en la fase clasificatoria sí, pero esto es carnaval y el que no disfrutara el domingo es porque no es carnavalero ni es nada.

Y esa sonrisa de la que os hablo, creerme no se me borro en todo la noche. Contento porque tenemos una fiesta maravillosa y porque no decirlo, también sentí un poco de morriña y añoranza. Porque llegaron a mi memoria miles de recuerdos de todas esas noches de preliminares que yo he vivido al otro lado de la butaca. En el escenario, donde esa vena carnavalera que alimentaron los Gallego se hinchaba para cantarle a mi Málaga y entonces tenía la misma ilusión que me invadió el domingo disfrutando de una cuarta preliminar de altura. Y si ya tenía mi corazón bombeando al 3x4 durante toda la sesión, imaginaros cuando vi a mi hermano en el escenario, con sus gafas y zapatillas de neón. Otorgando a una murga de quilates un contra alto de categoría. Sí, que voy hacer se me ve el plumero, pero estaréis conmigo que tengo razones suficientes para decir lo que digo.

Gracias Dios Momo. Por esa noche y por todas las que nos quedan por venir. Sólo quiero y deseo que tú al igual que yo volvamos a sonreír por nuestro carnaval.