El carnaval se nutre de muchas casualidades. La generación de carnavaleros que en los noventa y hasta hoy han hecho grande a esta fiesta siguen dando guerra. Algunos ya no están y, puede que ya no los veamos encima de un escenario. Otros siguen ahí, no sé por cuanto tiempo pero espero que sea por mucho y que se retiren cuando por fin la próxima camada de carnavaleros los empuje tanto que no tengan más remedio que hacer una callejera y dejen el concurso para estos.

Qué bonito era ver los duelo de coplas entre Miguelillo, Rengel, Guti, Kara, David y Gallego. Entre León, Lanza, Chino,Vera, Benji, Merchán, Pariente y el tándem Manu Zumaquero. Entre aquella hornada de autores de Málaga irrumpía con fuerza de fuera de la capital Maxi, recién llegado de su Arcos natal apoyándose en la portentosa voz de Gines y la comparsa del Arroyo. Marbella con su comparsa, era como ese amor que viene y se va pensando que no era correspondido, que equivocados estaban. Ronda con su exquisito gusto cantando nos hacía estremecernos y nos metía el susto en el cuerpo a los que competíamos en su modalidad.

Que habría sido del concurso de coplas sin la provincia. Que hubiese sido de nuestro carnaval sin la comparsa de Alhaurín y Dede Cortés. Que será del carnaval sin todos estos autores y agrupaciones el día que digan de retirarse todos. Ojalá me equivoque y detrás de una cortina aparezcan cien autores con sus cien agrupaciones con la capacidad y las ganas de hacer coplas que estos que e nombrado y me callen la boca.

Anoche viví en primera persona la exquisitez hecha comparsa. Volvía Ronda y volvió a dejarme sin palabras en el momento que se abrió la cortina. En un mundo submarino moviéndose como pez en el agua haciendo aquello que ya nos tienen acostumbrados, cantar como dioses en el Olimpo de Momo. Qué belleza de comparsa Gorri, Raúl, Horacio Manuel. Gracias.

En el circo de los horrores no tuve que bailar con la más fea, todo lo contrario. Me alcé para ver mejor el escaparate de un carromato tan bello que los hermanos siameses, el gigante y hasta la mujer barbuda me parecieron el retrato más bello jamás imaginado con un presentador de escena que a pesar de los años y de su trayectoria cantando, no envejece nunca. Gracias 'Max' por volver a hacerlo.

En el burdel del carnaval y fuera de la vorágine de un concurso, solo puedo decir que he sido un privilegiado por construir este camino con vosotros. Eternamente agradecido.