Carnaval. Qué nos gusta maquillarnos, pero qué poco nos gusta que nos pinten la cara. Hoy, en el primer día de nuestro Teatro Cervantes, pido perdón a las agrupaciones. Y pido perdón porque el año anterior en todas las críticas los culpaba a ellos de la falta de calidad. Los culpaba a ellos de regalarnos un Coac mediocre y que no estaba a la altura de nuestra ciudad. Lo siento, de verdad. Este año habéis demostrado que el nivel depende de las ganas de trabajar, y es que todas las agrupaciones lo habéis hecho. Excepto algunas contadas, claro está. Culpé a los grupos de regalarnos una fiesta que no estaba a la altura.

Pero el problema como fiesta lo tienen otros. Precisamente quienes están detrás del telón, o delante -justo, justo delante-. O en primera fila. En definitiva, el problema lo tienen quienes organizan todo, quienes están con los micrófonos, con los Twitters oficiales, con las -sus- redes sociales, etc. No sabéis, de verdad, hasta dónde llega la autocomplacencia. Hasta dónde llega el «a mí no me critiques, que es que trabajo mucho por la fiesta». Hasta dónde llega la falta de coherencia y principios para con sus amigos.

Porque es que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Os pueden vender que la cantera que tenemos es suficiente. Parafraseo: que sí, que es que hace diez años solo teníamos una y ahora tenemos cuatro. Como si ese «número» para una ciudad como Málaga y un Carnaval (el segundo mejor de Andalucía, claro) como el nuestro fuese un éxito. Pensándolo bien, no es cuestión de estar ciego. Simplemente es cuestión de escribir y publicar por intereses propios, dando igual exponer al escarnio público a quien sea con tal de salvaguardarte tú y «quedar bien». Que exponerse lo hace uno, pero que no te lo hagan a ti. Hasta ahí podríamos llegar. A ver quién es el derrotista.

Pero bueno, si de una cosa estoy convencido es de que a mí el carnaval no me va a quitar amistades. Pero tampoco pienso callarme. Por cierto, Momo, la próxima vez nada de café. Batiditos. Pero escúchame, que yo eso lo soñé, y tú sabes que me contaste aquello. Que yo lo sé. Y fue un sueño con muchísima verdad. Tanta verdad que duele.

Volviendo a las agrupaciones. No hay balance más bueno -aunque sea antagónico- que ver la calidad de los grupos que se han quedado en el corte. Hay murgas que se han quedado fuera de las semifinales que el año anterior hubiesen quedado los 8º. Hablo de las murgas de Alberto Salas o la de Tarifa. También los rumanos de San Roque. En comparsas echaremos de menos en las tablas del Cervantes a agrupaciones como Los Predicadores o Sangre y Arena. Grupos dignos de una semifinal que este año, por cuentas del nivel y de algún babuchazo del jurado, se han quedado fuera. Esto dignifica nuestro concurso.

Pero no solo nos quedamos en las que se han merecido pasar y no lo han hecho. Es que este año tenemos muy contadas agrupaciones de las que rozan el esperpento. De éstas solo recuerdo el cuarteto de Archidona, la murga de Gádor (menos Canelo) o la comparsa linense El pequeño gigante. Ya era hora de que este tipo de agrupaciones fueran las menos, y que la media-baja tabla de las preliminares fueran agrupaciones dignas y con un mínimo de calidad. Por ejemplo la murga de Portada, una agrupación con una proyección interesante, o La voz del corazón, donde al aficionado de verdad solo le faltó llorar de verlos en las tablas.

Aún recuerdo el año pasado cómo se vendía que era un Coac con yo no sé cuántas agrupaciones. Que venían un montón, de todos lados y que éramos referencia. Pero te ponías a calibrar el nivel y te echabas a llorar. El aficionado se encontraba con semifinales, ya no preliminares, semifinales absolutamente infumables. Sesiones que llegaban hasta la una de la mañana con grupos soporíferos que se habían colado porque «no había más». Este año se han presentado muchas menos, alrededor de las cincuenta. Pero el nivel medio ha sido bastante bueno. ¿Dónde hay que comprar esto? Calidad por cantidad€ ojalá más años así. Y por eso pido perdón a las agrupaciones.

Porque no tenéis culpa, la culpa la tuvieron las malas formas de trabajar en ensayos o maquetando ideas de tipos. Si repasamos agrupación por agrupación, exceptuando algunas contadas, todas han evolucionado. Este dato es el que hace madurar el corazón de un Coac que este año ha demostrado que de nada depende para ser de calidad y estar sano. Gracias por regalarnos unas preliminares esperanzadoras. Gracias por hacer notable vuestra evolución, por vuestro compromiso y por vuestra constancia. Gracias por regalarnos al aficionado varias noches de irnos a casa sonriendo. Gracias.

Creo que no puede haber mejor análisis de las preliminares por un servidor. Calibrar un Coac y que salga positivo es mucho para una ciudad como Málaga. Ahora solo queda que esto se mantenga y vaya a más por muchos años.

*Julián González es crítico carnavalero