El síndrome del Cervantes es una patología que sufrimos todos aquellos que escuchamos carnaval todo el año. Los que somos unos enamorados del concurso, unos jartibles a resumidas cuentas. Cuando entras a este coliseo, un lugar sagrado para cualquier carnavalero, todo aquello que has vivido en las preliminares se esfuma de un plumazo. Cualquiera sensación que tuvieras, buena o mala, desaparece. Esa es la magia del Cervantes. Donde los grupos suenan diferente, donde se engrandece el espectáculo, donde el público se viene arriba aplaude, vitorea y se ríe de una forma diferente. El calor en el patio de butacas del teatro es como una noche de terral si la comparamos con cualquier noche de preliminares. La del domingo fue una de esas veladas para enmarcar dentro de la historia de esta fiesta malagueña. Dignidad, calidad, tensión, nervios, ilusión... un conjunto de sensaciones que desde la butaca te calan hasta los huesos.

Cuando acabo la sesión y en los análisis que se hacen a posteriori, me di cuenta de la importancia que tiene la afinación de un grupo. En el sistema de puntuación del jurado debería estar en el top ten de la valoración.

Si nos paramos a pensar destacamos mucho la figura del autor de las letras y de la música. Y a veces pasa inadvertido el encargado de la afinación de la agrupación, que puede ser el director o no. El trabajo que esta persona realiza para mí es admirable. Compactar las voces, sacar los altos, la segunda y que todo suene armonioso. Puede ser cuestión de un conocimiento musical importante, de talento, de tener oído... pero para mí es tener un don.

Hace unas semanas, antes de que empezara toda esta locura del concurso, fui invitada a un ensayo de 'Los Fabulosos' y si os digo que cuando vi a Juan Luis Leal dirigiendo al grupo me quede con la boca abierta me quedo corta. Me sentí privilegiada de estar viviendo ese momento. Verte, Juanlu fue un auténtico espectáculo. Enhorabuena por el trabajo que has realizado. El resultado: una comparsa que suena de dulce. Algo muy parecido me paso con Rubén Tejada. Se ha encargado de afinar a la única comparsa de mujeres que ha participado en este Coac, ver ese tesón y esa capacidad para resaltar el potencial de voces femeninas desde la perspectiva de un hombre no ha debido ser fácil. Del equilibrio y la armonía en sus dos pases eres tú el culpable. Tú y Curro Ruiz. Enhorabuena a vosotros también, y a todos aquellos que os habéis dejado el alma para que los grupos tengan una afinación de categoría. Que no caiga nunca la figura de que afina en el olvido.