A estas alturas de la película de todos es bien sabido que yo soy un comparsista de los pies a la cabeza. Mi alma y mi corazón carnavalero no conciben esta fiesta sin una comparsa. Y como buen comparsista, soy cupletero de los malos. Pero a pesar de esto, soy un amante empedernido de las murgas. Porque dentro de mí también hay una parte de murguista, aunque la haya dejado siempre para mi intimidad. Mejor será. En estos tiempos que corren creo que el trabajo de sacar una murga es más complicado que nunca. A todo eso de que ahora por culpa de las redes sociales y los memes que circulan por el Whatsapp es muy complicado aprovechar un chiste para hacer un cuplé, hay que sumar que las bromas te pueden hacer acabar en los tribunales. Hay que hilar fino, pero yo me pregunto... ¿Están coartando a los autores?

El humor malagueño ha pasado por muchas fases a lo largo de la historia del carnaval de Málaga. La gracia picantona, los chistes a la suegra o el descalificativo físico se ha quedadon en el pasado, ya no cuelan. Ya todo eso huele a borlillas de alcanfor y a manido. Aunque venga una murga de Roquetas de Mar super afinada y bien cantada y utilice este tipo de humor. Puede ser que a algunos le siga provocando la carcajada. Pero para mí, aún alabando el trabajo que hacen, es retroceder en el camino. Y en el humor carnavalero al igual que en las puestas en escena de las comparsas, los guiones de los cuartetos y la proyección de la cantera, hay que seguir subiendo peldaños y seguir hacia delante. Señores, no podemos retroceder.

El humor basado en la ironía, en la guasa con mucha sátira y en el humor de calidad. Hay un término que venimos escuchando estos últimos años y que a mí me gusta mucho: el humor inteligente. Y ese no es otro que sacarle el golpe gracioso a un hecho cotidiano, es sacarle punta a la gestión política de una ciudad, es darle la vuelta a una crítica para que además de quedarte con el zasca también te rías. Oye, que tampoco vamos a poder erradicar esas cuartetas de pelo, o aquellas que están enteras dedicadas a descalificar a una mujer que quiere ligar contigo pero que es muy fea, gorda y desgarbada. Podrá ser descarada y sin vergüenza, que de eso se trata el humor en el carnaval, pero no podemos hablar de calidad.

El humor malagueño es internacional y mundialmente conocido gracias al pecador de la pradera y a su testigo en el presente, Tomás García. Y la ironía carnavalera ahora se llama Pariente y se llama Godoy, entre muchos otros. Que no se me enfade nadie, que estamos más susceptibles que nunca.

Sigamos por esa senda, empecemos a crear nuevas escuelas donde ellos ahora sean los ejemplos a seguir, y no se olviden que en Málaga tenemos los mejores maestros del humor.