Las noches amanecen con sueño cuando es Carnaval. Si el sueño se pudiera acumular a nuestro favor, cuando llega febrero, lo derrocharíamos como si no hubiera un mañana. Lo haríamos a favor de los trabajadores del humor y la fantasía que hacen su trabajo en el escenario como preámbulo a su salida a la calle abierta a la "vuelta de la tortilla cotidiana".

En esa anual cita, los informadores de teatro, encontramos un lugar común para el comentario y esa pequeña critica donde muchas veces es difícil apartar el corazón y la razón. Llegas al teatro predispuesto a compartir momentos donde, se supone, te vas a ver sorprendido con propuestas ilusionares y, a veces, el milagro se produce.

Nuestro concurso se mide, no solamente por el inapelable criterio del jurado, sino por el semblante de los que noche tras noche, año tras año, vivimos el carnaval como algo nuestro. Los informadores, mas o menos profesionales, pero decididamente involucrados en la información diaria del concurso tenemos nuestras propias claves. Confeccionamos unas actas de puntuación que va directamente conectada a nuestra capacidad de ternura, de comprensión paternal y de, porque no decirlo,de un aguante a prueba de bomba. Estamos atentos a cualquier detalle, a cualquier letra o nota musical que no de la razón en nuestra apuesta decidida por la fiesta. Muchas veces un estribillo atinado nos "salva" una noche aciaga. No conformamos con muy poco y nos ayudamos en la búsqueda de la felicidad. Nuestro escudo está blasonado por la frase: " Nuestra risa nos hace libres"

Somos una espacie de hermandad y lo sabemos. Jorge Salinas, desde estas mismas páginas y cada noche desde Canal Málaga, puso su "mundo al revés" hace tiempo gracias al carnaval. Tiene un prisma muy personal a través del cual mira la fiesta desde dentro aunque su ojo crítico tiene una visión panorámica de todo lo que acontece a su alrededor. Decía Emily Dickinson que "la esperanza es esa cosa con plumas" y en el caso de "Malakain",su alias virtual, son plumas de carnaval y trapantojo que protegen a Rocío y Victoria, sus niñas, que lo echan de menos, espacialmente en carnaval, y que tienen un futuro risueño asegurado.

Cada noche aprendo del maestro Jose Andrés García en 101TV. Compartir con él una noche de teatro es recibir una clase magistral de afinación y buen gusto carnavalero. Se sabe todos los nombres, todas la notas musicales, todas las melodías y todas las circunstancias que rodean la creación de nuestros "copleros". Su esfuerzo tiene su recompensa cuando vuelve a casa y recoge la cosecha de besos que su hija María deja en la pantalla de la tele local. María no comprende porque su padre no le contesta cuando cada noche ella le habla a una fría pantalla que Jose Andrés hace cálida.

Cuando Antonio Jiménez, director de "Carnavaleando" de Canal Málaga, comentarista y fiel guardián del sonido del concurso, lleva a la pequeña Lola al cole cada mañana sabe que la "niña" será libre€ y carnavalera. Desde hace más de 20 años Antonio ha estado ahí. Desde los "Gallegos" al Perchel por sus formas de onda sonora ha pasado la historia del nuestro carnaval de estos últimos años. En el foso, en el estudio o a pie de calle, sus micros han recogido el producto que su mano ha intentado mejorar siempre. Los grupos de carnaval no le han dado el "pito de oro" porque el preciado metal lo gastaron en aprecio, hace años, en hacer su corazón.

Como otros "informadores devotos", Pepa López, Antonio Ismael, Juan Soto, los compañeros gráficos, los de la radio y la prensa resoplamos, renegamos, nos sorprendemos y alegramos con cada repertorio y, contra viento y marea, seguimos con el pie firme porque nuestra risa nos salva.