El Palco | 2ª Semifinal

Mi niño carnavalero

La vida me ha regalado a un jartible carnavalero, que desde que tenía diez meses ya entonaba el credo de Juan Carlos Aragón

Mi hijo Antonio Carlos, sobre las tablas del Teatro Cervantes.

Mi hijo Antonio Carlos, sobre las tablas del Teatro Cervantes.

Pepa López

 Soy una jartible carnavalera, eso es así. La banda sonora de mi día a día es febrero y más febrero. Da igual si hace frío o se trata de un día de terral. Las coplas son una forma de vida. Y sé que más de uno de los que me está leyendo sabe de lo que hablo. Pero es que además la vida me ha regalado otro jartible que desde que tenía diez meses ya entonaba el credo de Juan Carlos Aragón. Lo de él juro por dios que no es una exageración de madre enamorada. Él es feliz cada vez que le colocas un disfraz, en su carta de Reyes no había nada más que instrumentos de carnaval. Por mucho que intentamos que vea también La Patrulla Canina, él sólo te pide una y otra vez “Andalucía”. Y ya paro, pero todo los que lo conocen saben la magia carnavalera que irradia Antonio Carlos. Sí es que no se podía llamar de otra manera.

Cuando ve las agrupaciones infantiles él quiere subirse al escenario y desde Enredados hasta La Banda de Patio, él te dice que es su comparsa. Él es de todas las comparsas y de todas las murgas, desde las ocho de la mañana ni más ni menos. Y es esa inocencia la que le permite disfrutar de este veneno se llame como se llame la agrupación. La caja, el bombo, la guitarra, el pito, cantar a él le gusta todo. Y tenía que ser un día 6, el primer día que piso las tablas del Teatro Cervantes y con sus dos años y medio. Gracias Miguel por ese regalo que nos hiciste a los que tenemos un niño carnavalero y a los que no también. Ay, que vuelven a brotar esas lágrimas.

Antonio Carlos, con los 'Maoma sin h'. Los ruteños pusieron patas arriba el teatro

Antonio Carlos, con los 'Maoma sin h'. Los ruteños pusieron patas arriba el teatro

Pero en la del lunes también hubo lágrimas de risa, después del emocionante pase de los Maoma sin H, llegaba Rute para poner patas arriba el teatro. Y es que esta murga con su seseo cordobés es ya más boquerona que un espeto en El Palo. Que bien canta Rute. Borda sus pasodobles. Rute nunca trae cualquier cosa al concurso malagueño, ellos siempre se trabajan su proyecto y tienen muy claro que vienen a hacernos disfrutar. Y es de justicia que sea en este artículo que le dedique unas palabras, ya que en su paso por nuestro COAC ellos han tenido sus más y sus menos. Sin embargo, jamás se les ha visto una crítica o una mala palabra. Al contrario, se han tomado con deportividad que el jurado los deje en preliminares y de igual manera se han venido hacer Carnaval a Málaga. A destrozar la calle. Por que sí hay algo que los caracteriza es que siempre, siempre están en la calle. ¿Qué más se puede pedir a un grupo que viene de otra provincia? …Pude leer en Twitter que los habían bautizado cómo los “rumalagueños” o algo así. Ellos son Carnaval de Málaga en mayúsculas. Esperamos poder disfrutar de estos guiris el próximo viernes, y sino estoy segura que no faltarán a la cita de la fiesta con el pueblo, en su esquinita.

Que noche de emociones, las semifinales de este año están brillando con luz propia. Dos de dos. Dos noches en las que en el teatro no cabía ni un alfiler y con un gran ambiente en todas las actuaciones. Ay, querido amigo esto no hay pasodoble ni cuplé que le gane. Ver como por fin nuestros carnavales llenan pase tras pase nuestro templo de las coplas. ¡Cómo no va a ser mi niño carnavalero!