El 29 de julio de 1958 el presidente Dwight Eisenhower promulgó la Ley de Aeronáutica y del Espacio, que creó la NASA, en respuesta al lanzamiento del satélite soviético Sputnik en octubre de 1957.

En plena Guerra Fría, la proeza soviética generó en EEUU el temor a perder su liderazgo tecnológico logrado tras la II Guerra Mundial.

Aun así, la iniciativa del general Eisenhower fue modesta en sus inicios y la NASA careció en sus primeros años del empuje que le darían después los presidentes John F. Kennedy y George W. Bush.

Pese a su título rimbombante, la NASA tenía sólo cuatro laboratorios y 80 empleados bajo la dirección de Werner von Braun, un científico que ayudó a Adolfo Hitler a desarrollar los cohetes que llovieron sobre Londres durante la II Guerra Mundial.

Pero esa austeridad duró poco y en 1961 el presidente Kennedy pidió al Congreso la entonces enorme suma de 1.700 millones de dólares para un proyecto para muchos irrealizable: llevar al hombre a la Luna antes de 1970.

Pese a los fracasos iniciales, en mayo de 1961 Alan Shepard se convirtió en el primer astronauta en llegar al espacio.

Su vuelo suborbital fue de apenas 15 minutos, pero en menos de un año era seguido por John Glenn quien, en febrero de 1962, fue el primer estadounidense en completar una órbita terrestre.

Para los expertos, el viaje solitario de Glenn por la ingravidez puso fin a la amenaza soviética e instaló a EEUU en el liderazgo.

En los años siguientes los astronautas estadounidenses efectuaron sus primeras caminatas espaciales, hicieron experimentos científicos y estudiaron los efectos sobre el hombre de la virtual ingravidez.

Al mismo tiempo, uno tras otro los cohetes mejorados de la NASA ponían en órbita satélites de comunicación televisiva, de transmisiones telefónicas, meteorológicos y hasta satélites espías.

El sueño de Kennedy se cumplió en 1969 y bajo el programa Apolo, la NASA llevó a la Luna a Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la superficie del satélite natural de la Tierra.

Los viajes lunares fueron seguidos por la construcción del Skylab, una estación espacial que giró en órbita terrestre desde 1973 hasta 1979 cuando cayó sobre el océano Pacífico.

En esos momentos la NASA concluía la construcción de una flotilla de transbordadores que durante más de 25 años pusieron en órbita el telescopio Hubble y ayudaron a montar la Estación Espacial Internacional (EEI), una empresa en la que participan 16 países, incluyendo los de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Pero esos triunfos estadounidenses en la exploración espacial también fueron signados por la tragedia.

En 1967 murieron tres astronautas de la Apolo 1 cuando se incendió el módulo de comando durante un ejercicio.

En 1986 el transbordador Challenger estalló tras el despegue y en 2003 el Columbia se desintegró cuando finalizaba una misión científica. Murieron los siete tripulantes de cada nave.

Esta última tragedia no arredró al presidente Bush quien, el 14 de enero de 2004, anunció su "Visión para la Exploración Espacial", que propone el retorno del hombre a la Luna para 2018 (ahora para 2020) para crear una plataforma para los viajes tripulados a Marte.

"Construiremos nuevas naves para llevar al hombre más allá en el Universo, para poner un nuevo pie en la Luna y preparar nuevos viajes a mundos más allá del nuestro", dijo Bush.

Habló de su visión días después de que un vehículo explorador de la NASA, el "Spirit" comenzara a recorrer la superficie de Marte, seguido por el "Opportunity" días después.

Nuevas misiones de la NASA exploraban otros planetas, hacían impacto en cometas y abandonaban los extramuros de la galaxia.

El 50 aniversario, celebrado en las instalaciones que la NASA tiene en casi todos los estados del país, sorprende a la agencia espacial en pleno desarrollo de su programa "Constellation".

"Constellation" usará cohetes recuperables Ares y sus naves serán similares a las cápsulas Apolo aunque tendrán mayor capacidad.

Ese programa sustituirá a los transbordadores que serán retirados en 2010, cuando la NASA y sus socios esperan haber concluido la EEI.