Esta ballena es la primera descubierta en el mar Báltico en los últimos 30 años, después de que entre el 13 de agosto y el 8 de noviembre de 1978 se pudiera ver a otra en las mismas aguas. Previo a ese, el último avistamiento documentado de un cetáceo de esta especie se remonta a 1851.

Las primeras imágenes del animal fueron tomadas el viernes desde el cabo Arkona (noreste de Alemania) y ha permitido al Museo Marítimo Alemán identificar al cetáceo como ballena jorobada.

Según dijo hoy la científica de la Sociedad de Protección de Mamíferos, Petra Daimer, la ballena debe encontrar cuanto antes el camino de regreso al Océano Atlántico ya que, cuanto más se adentre hacia el este peor será la calidad del agua y menos alimento podrá encontrar.

Entre los motivos que han podido llevar al cetáceo a desviarse de su rumbo, los expertos barajan la búsqueda de alimentos o la desorientación, provocada por el intenso tráfico marítimo y las perforaciones submarinas que se realizan en la zona.

Las ballenas jorobadas pueden vivir hasta los 50 años, alcanzar los 18 metros de longitud y llegar a pesar hasta 40 toneladas.

Se calcula que actualmente sobreviven entre 35.000 y 40.000 ejemplares en todo el mundo, según la organización ecologista Greenpeace.