La Virgen del Rosario Coronada ejerció ayer de patrona en su ciudad, Fuengirola. Miles de personas acudieron a las calles del centro para rendirse a la que también es su alcaldesa perpetua en una procesión extraordinaria con motivo del 525 aniversario de su llegada al Castillo Sohail –origen del núcleo que dio paso a la creación de la localidad, hace casi 200 años– tras la conquista de los reinos cristianos.

Exactamente, hace dos siglos, en 1810, ante la invasión francesa se traslado la antigua imagen, muy parecida a la Virgen de la Victoria malagueña, a una posada que se ubicaba justo donde está la actual parroquia del Rosario. «Era el inicio de la consolidación de la devoción a la Virgen en Fuengirola, pues los avatares históricos (invasiones, quema de imágenes en 1931) hicieron que el fervor fuese muy irregular», dice Manuel Ángel Santiago, párroco de la Iglesia del Rosario.

Impecable

Sin embargo, la Virgen del Rosario y, sobre todo, «a partir de la Coronación Canónica», como apunta su hermana mayor, Isabel Gómez, ha experimentado un auge significativo de devotos. «Cuando salí como mayordomo por primera vez, hace 25 años, sólo vinieron a sacarla 30 hombres y hoy los varales rebosan de gente joven dispuesta a portarla», señala Francisco Martín, mayordomo de la Señora.

En total, cerca de 70 hombres que la mecieron al ritmo de cada una de las marchas interpretadas, como es habitual, por la banda de Nuestra Señora de la Paz de Málaga. En especial, en el encierro cuando sonó Encarnación Coronada.