Alrededor de 20 hectáreas de matorral y monte bajo se quemaron ayer en Estepona. El incendio comenzó en el vivero Edén junto al río Padrón y alcanzó hasta el camino de la Barragana, según explicó a este periódico la concejala de Agricultura, Carmen Ocaña.

Las labores de extinción fueron especialmente complicadas debido al fuerte viento de poniente que ayer azotaba Estepona y, sobretodo, a la gran cantidad de viviendas diseminadas y urbanizaciones que existen en esa zona.

De hecho, la Policía Local con ayuda de la Policía Nacional tuvo que desalojar a alrededor de 200 personas de 40 viviendas ante el temor de que las llamas llegaran a sus hogares.

La primera llamada de emergencia se produjo a las 17.45 horas y el incendio se sofocó alrededor de las 21.30, hora en la que se permitió también la entrada a sus viviendas de todos los vecinos desalojados.

En las labores de extinción participaron unas doscientas personas entre bomberos de Estepona, del Consorcio y de Marbella. A ellos se unieron efectivos del Infoca y las Brigadas de Extinción de Incendios de la comunidad autónoma de Andalucía (BRICA) de Málaga y Granada con once personas en cada una de ellas.

En total trabajaron diez retenes, apoyados por cuatro autobombas, dos nodrizas, un equipo sanitario, siete helicópteros, dos de ellos de gran capacidad, dos aviones de coordinación, dos aviones anfibio y un avión de carga en tierra.

Ante este despliegue, la delegada provincial de Medio Ambiente, Remedios Martel, que acudió hasta Estepona, destacó la gran coordinación que tuvieron los diferentes efectivos que participaron en las labores de extinción lo que permitió que no hubiera que lamentar daños mayores.

El incendio quedó sofocado sobre las 21.30 horas, pero cinco retenes se quedaron trabajando durante toda la noche para evitar el repunte de algunos de los pequeños focos que quedaban por extinguirse totalmente y para seguir refrescando la zona.

Miedo y nervios

Para muchos vecinos la tarde de ayer será inolvidable. La cercanía de las llamas provocó estados de nervios y ansiedad en aquellos que veían peligrar su casa. Es el caso de Natalia, que no podía atender a su amiga porque los accesos estaban cortados y ésta había tenido que desalojar su casa porque las llamas llegaron justo al camino de acceso a la misma.

La propietaria apenas podía hablar después del miedo que había pasado pero, finalmente, pudo regresar a su casa y todo quedó en un susto.

La misma suerte corrió una familia inglesa que veía también cómo las llamas se quedaron en el mismo perímetro de su chalé. Este matrimonio también temió lo peor pero, finalmente, tampoco tuvieron que lamentar daños. En su caso, los bomberos seguían anoche refrescando los alrededores de su vivienda para evitar que el fuego pudiera avivarse, mientras que ellos también hacían las mismas labores de vigilancia.

Igual suerte corrió otra familia alemana que tuvo que salir con sus mascotas a cuesta cuando la policía les ordenó que abandonaran su casa por precaución. Afortunadamente para todos, sólo quedó en un susto y desde anoche las 40 familias están en sus casas.