Se acerca el verano y todos los empresarios de la Costa del Sol ultiman sus negocios para que estén a punto. Sin embargo, hay uno en Torremolinos que no podrá ofertar sus servicios porque vive la misma situación que el año pasado.

Se trata de Daniel Pérez, propietario de un canal náutico para embarcaciones lentas (hidropedales), que sigue sin tener permiso del Ayuntamiento para trabajar después de que el verano pasado se pusiera en huelga de hambre para reivindicar que le devolvieran la concesión en la zona de La Carihuela, donde explotaba su negocio.

Esto ocurría después de que el Consistorio le quitara la licencia porque no se cumplía la normativa aprobada en 2005, que obligaba a establecer 400 metros entre las parcelas. Desde entonces, el Ayuntamiento de Torremolinos y Costas no hicieron más que eximirse de culpa y responsabilizar al otro.

El Consistorio culpaba a la Demarcación de Costas del Ministerio de Medio Ambiente de haber denegado a Daniel Pérez la concesión para esta explotación, y Costas devolvía la pelota al Consistorio alegando que le correspondía a éste dicha competencia.

Lo cierto es que a Costas le concierne la autorización del Plan de Balizamiento de las playas de la Costa del Sol Occidental pero el Consistorio es el responsable de conceder estas licencias.

Finalmente, el Ayuntamiento permitió a Daniel compartir parcela con su vecino y poder ofrecer sus servicios durante los últimos días del verano, prometiéndole que «este año se realizaría el concurso en el que podría elegir su propia zona», explica el empresario.

«Pero ahora me dicen que este año tampoco se celebrará, y ya llevan tres años de retraso. Si lo realizaran, yo soy el tercero de los 17 dueños de hidropedales que hay en La Carihuela con mayor antigüedad, 23 años concretamente, por lo que podría elegir una de las mejores zonas, pero si sigo en la misma situación que el año pasado y no puedo ejercer, perderé mi antigüedad y todo el esfuerzo de tantos años», explica a este rotativo.

Además, Daniel reconoce incluso que en la zona donde están sus hidropedales «es cierto que no hay 400 metros entre las parcelas vecinas, que hay unos 200 aproximadamente», pero en el resto de la playa de la Carihuela «ninguna parcela cumple estas exigencias y existen unos 300 metros entre unas y otras». Ante esta situación, asegura que ha recorrido «toda la playa midiendo los metros que hay entre parcelas» y dice haber encontrado un espacio libre con unos 600 metros, donde no hay ninguna explotación de hidropedales.

«Realicé un plano detallando esto y lo entregué al Ayuntamiento, para pedirles que me concedieran ese espacio este verano hasta que se realice el concurso de licencias, y me lo han rechazado sin motivo alguno», lamenta.

«Estoy desesperado». Daniel Pérez asegura estar «desesperado» y ya no sabe qué paso dar para poder trabajar en su negocio. «Llevo 23 años trabajando en esto y sólo quiero eso, trabajar de forma digna para poder vivir. Además, si pierdo la antigüedad sería tirar por la borda todos estos años de esfuerzo y sudor», cuenta.

Él tuvo una concesión para el canal de hidropedales en la playa de La Carihuela hasta el año 2009, momento en el que lo trasladaron a Playamar. Fue entonces cuando inició el primer proceso judicial contra el Ayuntamiento, que hasta el momento no ha sido resuelto. «En aquel momento, el Consistorio intentó negociar conmigo pidiendo que retirara la demanda a cambio de devolverme la concesión en La Carihuela», según indicó.

El empresario ha pedido al menos diez audiencias con el alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes, para que le atienda personalmente, pero hasta el momento no ha ocurrido «y no ocurrirá», según cree Daniel. «Me han puesto en la lista negra del Ayuntamiento de Torremolinos, como persona non grata, por reivindicar mis derechos y querer trabajar dignamente», lamenta.