El incendio de la Costa del Sol que afectó a los municipios malagueños de Coín, Marbella, Mijas, Alhaurín el Grande, Monda y Ojén ha arrasado más de 1.000 colmenas y 50 millones de abejas, según ha explicado el presidente de la Asociación Malagueña de Apicultores, Fernando de Miguel.

Ha indicado a Europa Press que la mayoría de las colmenas están quemadas y "que no queda nada más las partes metálicas" y otras que no se han llegado a quemar las cajas, pero "las abejas no están, se ha asfixiado por la temperatura o por el humo".

No obstante, ha incidido en que la "gran mayoría" de las colmenas disponen de un seguro contra incendios, que les ayudará a reponer la cabaña apícola. Ha afirmado que tendrán que "reubicar los nuevos apiarios en otros lugares alejados de allí, ya que durante varios años no habrá vegetación suficiente en la zona afectada".

La recolección de la miel ha tenido lugar aproximadamente un mes antes de que sucediera el fuego, que comenzó el día 31, quedando finalmente extinguido el 4 de septiembre, por lo que aunque la recolección no ha sido abundante los apicultores "al menos ya tenían la miel en los almacenes", ha explicado De Miguel.

Ha señalado, de igual modo, que la zona siniestrada es "de mucha tradición" apícola, debido a la "abundante y variada" vegetación que siempre ha contado esa zona.

En cuanto a la pérdida económica, ha asegurado que es "difícil" valorar lo que supone la desaparición de estas colmenas y sus producciones, la pérdida de varias decenas de millones de abejas que "realizan un insustituible trabajo como agentes polinizadores en los ecosistemas".

Según datos de 2011 de la Unión Europea (UE), el sector apícola proporciona ingresos primarios o complementarios a más de 600.000 ciudadanos de la UE. Asimismo, "presta unos servicios vitales a la agricultura a través de la polinización y contribuye al mantenimiento de la biodiversidad".

Desde la Asociación Malagueña de Apicultores han señalado que se calcula que un 84 por ciento de las especies vegetales y un 76 por ciento de la producción alimentaria en Europa dependen de la polinización por parte de las abejas, cuyo valor económico es mucho mayor que el valor de la miel producida; asciende a unos 15.000 millones de euros anuales en la UE.

La apicultura también presta servicio a los ecosistemas a través de la polinización, "que contribuye a la mejora de la biodiversidad, al mantener la diversidad genética de las plantas y el equilibrio ecológico".