El municipio de Fuengirola fue testigo ayer de una guerra de colores y de banderas. La principal víctima de la batalla fue el toro de Osborne situado en el cerro de Torreblanca, que amaneció pintado de cuello hacia abajo con los colores rojo, amarillo y morado de la bandera republicana el mismo día que España celebraba el día de la Hispanidad y Fuengirola afrontaba su penúltima jornada de Feria.

Sin embargo, la gamberrada que fue comidilla de vecinos y conductores durante toda la mañana, tomó más cuerpo cuando ya por la tarde la banda morada fue cambiada por el color rojo para vestir al toro con la bandera de España, tal y como confirmaron fuentes del Ayuntamiento de Fuengirola. Este último cambio se produjo sobre las 16.00 horas de la tarde, cuando las redes sociales ya difundían con generosidad los colores republicanos y todo tipo de comentarios. Según las fuentes consultadas, lo lógico sería que este doble acto vandálico sea obra de dos grupos diferentes, ya que serían extrañas tantas molestias por parte de uno solo. En todo caso, el portavoz municipal reconoció a última hora de la tarde la dificultad de conocer la autoría de los hechos por el lugar en el que se encuentra el toro, uno de los más antiguos de España, aunque en la provincia también se pueden encontrar en Vélez Málaga y Casabermeja.

Patrimonio andaluz

El incidente de ayer no es el primero que se produce en España en una figura que está inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Monumento, y de forma individualizada también otras 10 de las 20 estructura. De hecho, este tipo de práctica ya han sido castigadas por la autoridad judicial con penas de servicios sociales. Uno de los más conocidos es el del toro de Casar de Cáceres, que una mañana apareció pintado como una vaca suiza, acto por el que la fiscalía pidió seis días de servicio a la comunidad. Hace ya doce años, en Mallorca, el único toro de la isla amaneció con los colores de la bandera gay.

La imagen de los Toros de Osborne fue diseñada por el diseñador Manuel Prieto Benítez como una estructura publicitaria que terminó convirtiéndose en un objeto artístico. De hecho, la imagen es un ejemplo ilustrativo del pop-art contemporáneo mientras funcionó como reclamo de Osborne.