La Policía Nacional continúa la búsqueda de la persona que este jueves disparó a un hombre en plena calle de Fuengirola (Málaga), sin que por el momento se haya producido ninguna detención, según han informado fuentes policiales a Europa Press. Los Agentes del Cuerpo Nacional de Policía se han hecho cargo de la investigación y, en cuanto al móvil, por el momento, no descartan ninguna hipótesis.

La barriada de Miramar, en Fuengirola quedó conmocionada ayer por la tarde tras asistir atónita al asesinato de uno de sus vecinos. Se llamaba Tareq, tenía 31 años, era de origen marroquí y murió de un disparo en la cabeza en la calle Jábega, a pocos metros de su domicilio.

Ocurrió poco antes de las 16 horas. El joven venía de su casa, en la calle Palangre, y se dirigía a su coche, a unos 50 metros del portal. Al llegar al vehículo, un hombre de tez morena, según explicaron varios vecinos, le disparó a la cabeza y Tareq cayó al suelo. El autor del disparo, por su parte, huyó corriendo por su propio pie sin que nadie pudiera detenerlo.

«Pensaba que era un petardo o una broma de Halloween, por lo que ni me asomé», relató una vecina. El propietario de un bar cercano, en cambio, al escucharlo, salió para ver qué era: «Lo vi tumbado junto en la acera, con la puerta del coche abierta y las llaves en el suelo».

Poco después llegó una patrulla de Policía Nacional, y más tarde, un equipo sanitario móvil, que poco pudo hacer por su vida.

A las 19.20 horas, el juez autorizaba el levantamiento del cadáver, que yacía entre el coche de gama alta del fallecido y un par de motos estacionadas junto al vehículo. La Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación, que algunos de los vecinos del fallecido no dudaron en relacionar con un posible ajuste de cuentas.

Y es que, según varios de ellos, Tareq era un joven muy conocido en la barriada, donde vivía con su segunda mujer, de nacionalidad española, y los dos hijos de este matrimonio. Algunos señalan que no fue la primera vez que le ocurría algo similar, ya que hace unos cinco meses recibió un par de disparos que lo tuvieron hospitalizado.

Estos mismos vecinos apuntaron, además, que poco después de aquel intento de asesinato, quemaron el coche de Tareq, posiblemente, a modo de venganza. Por eso, muchos de los vecinos preguntados se mostraron convencidos de que la muerte de su convecino podría deberse a un ajuste de cuentas. «Era sabido que andaba en asuntos un poco turbios», confesó uno de ellos.

Sea cierto o no, el suceso acaecido ayer en la calle Jábega de Fuengirola despertó una gran conmoción entre sus vecinos, y de manera especial, entre la comunidad marroquí que reside en la barriada de Miramar.

Más de un centenar de personas acompañaron a la familia del fallecido ­que lloraba desconsolada la pérdida del joven a unos metros del cuerpo sin vida- hasta que se lo llevaron los servicios funerarios. En ese momento, la mayoría de las personas que contemplaban el momento, saltaron el precinto policial entonando cánticos religiosos musulmanes y exigiendo justicia en árabe.

«Era un chico conocido y respetados por todos nosotros. Por eso estamos aquí», explicó un amigo de Tareq.