El albañil georgiano acusado de matar a golpes y puñaladas a una ciudadana rusa con la que mantuvo relaciones en Fuengirola ha sido declarado culpable de homicidio por unanimidad de todos los miembros del Tribunal del Jurado. El juicio arrancó el pasado lunes y concluyó a las 19.00 horas del miércoles, cuando se produjo el veredicto. El fiscal redujo su petición inicial desde los 17 años por asesinato a ocho por homicidio con la atenuante muy cualificada de intoxicación etílica, puesto que el procesado reconoció que había bebido dos botellas de vino el mediodía de autos de marzo de 2012.

En concreto, el fiscal consideraba en su escrito que durante el mediodía del 16 de marzo de 2012, ambos estaban en casa de la víctima, ubicada en Fuengirola, y discutieron, tras lo que el procesado la emprendió a golpes con la mujer, en concreto en la cara, y luego golpeó su cabeza contra el suelo «empleando una gran violencia». Acto seguido, se hizo con un cuchillo de siete centímetros de longitud y dos de hoja, y asestó hasta cinco cuchilladas a la víctima, una de ellas en el tórax, una acometida que le atravesó la aorta y le produjo la muerte instantánea.

En el juicio, el acusado, un georgiano nacionalizado portugués que trabajaba como albañil, reconoció los hechos, aunque aclaró que ese mediodía había ingerido dos botellas de vino, una ingesta que le perjudicaba más a él que a cualquier otra persona puesto que nunca consumía bebidas alcohólicas. No en vano, su defensa admitió que el acusado tuvo muy mal beber ese día, y reclamó la eximente de estado de intoxicación plena, aunque al final la Fiscalía ha apoyado la atenuante muy cualificada, que no le libra de la cárcel pero le reduce muchísimo el tiempo de permanencia en la misma, puesto que el ministerio público reclama ocho años por homicidio frente a los 17 iniciales por un supuesto asesinato.

Admitió los hechos el procesado y recalcó que antes del homicidio, habían discutido, porque él había mantenido relaciones con la mujer fallecida, de nacionalidad rusa y de 55 años, y ella, que también estaba ebria, quería contarle a su esposa lo sucedido, lo que precipitó la refriega verbal.

«En la cárcel le he dado muchas vuelas a lo hecho ese día. ¿Cómo ha sucedido eso. Ella empezó a decirme algo de forma amenazante. Yo le golpeé en la cabeza y ella cae y se golpea contra el suelo», indicó el acusado.

El fiscal le preguntó si la había apuñalado, a lo que él agregó que allí, en la casa de Fuengirola en la que tuvo lugar el crimen, no había arma blanca. «No me acuerdo de que tuviera un cuchillo en mi mano. Estaba borracho», aclaró.

Luego, el acusador público le insistió: «¿Sí o no: mató a la víctima a golpes y a cuchilladas?», a lo que él respondió que sí, asintiendo expresivamente en dos ocasiones.

El abogado defensor volvió a insistir en el motivo inicial de la discusión, y en su alegato inicial, que tuvo lugar el pasado lunes, la primera sesión de la vista oral, que se celebró en la sala cuatro de la Ciudad de la Justicia, indicó que «hay personas que se transforman con la bebida, son otras personas», e insistió que otros compañeros de trabajo del procesado, que era albañil, lo vieron esa tarde entre las 15.00 y las 17.00 horas visiblemente afectado por la bebida.

En los próximos días, el presidente del Tribunal del Jurado, José Godino, tendrá que elaborar la sentencia una vez que los jueces populares ya han decidido sobre la culpabilidad del acusado.