­Ocurrió en marzo de 2012. Un georgiano de entonces 55 años mantenía una relación con una mujer rusa. Ambos estaban afincados en Fuengirola y una tarde discutieron. Según la Fiscalía, él le dio puñetazos en la cara y luego le asestó cinco puñaladas, una en el tórax que le atravesó la aorta. Por este asesinato, le piden 17 años de cárcel y 300.000 euros de indemnización. El acusado reconoció ayer los hechos, en el juicio con jurado que se sigue contra él en la Audiencia Provincial, pero aclaró que ese día se tomó dos botellas de vino. Su defensa, de hecho, niega los hechos y, si se hubieran producido, se trataría de un homicidio por el que pide que se dé la eximente de estado de intoxicación plena y, por tanto, que el procesado ingrese en un centro.

En su defecto, el letrado reclama que sea condenado a dos años y medio al aplicarse una eximente incompleta similar a la primera. El relato de hechos del fiscal aclara que se inició aquella tarde una discusión entre ambos, y el acusado, sabiendo lo que hacía, «decidió acabar con la vida de la mujer».

Así, le dio puñetazos en la cara «de forma reiterada», y luego le golpeó su rostro contra el suelo «empleando una gran violencia», siempre según el escrito de conclusiones provisionales. Luego, el procesado se hizo con un cuchillo de siete centímetros de longitud y dos de anchura, «y asestó hasta cinco cuchilladas» a la mujer. Cuatro de ellas fueron en la cara, y una quinta en el tórax, que le atravesó la arteria aorta.

El acusado, que no habla español y tuvo que ser traducido por dos profesionales, explicó que «bebió mucho». «Hasta entonces nunca había bebido y aquel día bebí dos botellas de vino», precisó. Eso sí, tras darle muchas vueltas, reconoció haber matado a la mujer, de quien dijo que también había ingerido alcohol. Habían discutido, añadió.

«En la cárcel le he dado muchas vueltas a lo hecho ese día. ¿Cómo ha sucedido eso? Ella empezó a decirme algo de forma amenazante. Yo le golpeé en la cabeza y ella cae y se golpea contra el suelo», indicó.

El fiscal le preguntó si la había apuñalado, a lo que él agregó que allí, en la casa de Fuengirola donde tuvo lugar el crimen, no había arma blanca. «No me acuerdo de que tuviera un cuchillo en mi mano. Estaba borracho. No me acuerdo», precisó.

Acto seguido, el acusador público le insistió: ¿Sí o no: mató a la víctima a golpes o a cuchilladas?», a lo que el encausado asintió en dos ocasiones.

De cualquier forma, la defensa le preguntó si la discusión se debió a que la perjudicada le amenazó con contarle a su esposa que ambos habían tenido «relaciones íntimas», a lo que él respondió que de eso se trataba.

Su abogado, en el informe inicial, apuntó: «Hay personas que se transforman con la bebida, son otras personas», y agregó que otros compañeros de trabajo del procesado, que era albañil, lo vieron esa tarde, entre las 15.00 y las 17.00 horas, visiblemente afectado por la bebida.