­En los próximos días, la escuela de hostelería de Estepona inicia los cursos que se imparten en las cocinas y el restaurante del Palacio de Congresos del municipio. A partir del 22 de septiembre, doce alumnos de cocina y quince de sala tendrán la oportunidad de aprender durante nueve meses las artes culinarias y los secretos del protocolo de vestir una mesa o de tratar directamente con un cliente.

«Nos llega gente que quiere trabajar y ve en la hostelería una oportunidad de empleo» afirma el director de la escuela de hostelería de Estepona, Antonio Rojo.

Al centro llegan jóvenes que quieren encontrar un trabajo en el sector, enamorados sobre todo de la cocina, personas que quieren perfeccionar y algunos «venidos de otros sectores, a veces con carreras universitarias, que quieren reciclarse y buscar un nuevo futuro», explica Rojo.

Los únicos requisitos para entrar en el centro es tener cualidades, ganas y acatar las normas de la escuela, como «no faltar o llegar tarde sin justificación alguna, tener disciplina, compañerismo o una perfecta apariencia personal. Un alumno al que le falte el mandil no entra en clase» afirma el director, que explica que esta metodología es la misma que van a encontrarse en una cocina o un restaurante profesional en el futuro. «Es una forma de inculcarles un hábito que le van a exigir cuando entren a formar parte de una plantilla. Limpieza, orden, organización... son cláusulas que el alumno firma cuando se matricula y tiene que saber que puede ser expulsado si no las cumplen porque ellos representarán a la escuela cuando salgan de aquí», explica Antonio Rojo, que formó parte de la primera promoción de la mítica escuela de La Cónsula.

El curso para formarse como cocinero o camarero dura nueve meses pero a partir de este año quienes quieran ampliar su formación podrán hacer un segundo curso de administración hostelera «compras, costes, marketing, elaboración de cartas? de manera que terminarán formados para presentarse por libre a FP I y II», afirma Rojo.

La escuela ofrece un título privado avalado por el Ayuntamiento de Estepona, Sabor a Málaga y la Diputación de Málaga pero de momento no ofrece un título oficial.

El centro involucra a los establecimientos locales en la formación. Los futuros profesionales salen varias veces al mes a establecimientos del sector para conocer in situ de qué manera se elabora un queso de Málaga, se cuida un huerto, se despieza a un cerdo o cómo se hace una hogaza de pan.

Además, la escuela ofrece talleres temáticos y cursos de tres meses de duración para aquellos que quieran perfeccionarse o aprender una técnica culinaria concreta. También cuenta con masterclass dirigidas a profesionales o amantes del sector cuyo objetivo es mejorar o conocer nuevas técnicas de maitres o cocineros reconocidos.

Las practicas se realizan de mayo a junio para que la empresa pueda enseñar al estudiante su filosofía, antes de la temporada alta, y favorecer la adaptación del alumno que suele terminar contratado al finalizar su aprendizaje. Antonio Rojo afirma orgulloso que «unas cien personas entre alumnos que han pasado por el curso largo como por los cursos de tres meses han sido contratados en hoteles y restaurantes de la zona».

La esteponera Sara Bravo es una de ellas. Trabajó tres temporadas como ayudante de cocina y accedió a un curso para evolucionar «porque de ayudante no aprendía lo suficiente». Ahora es cocinera en uno de los restaurantes de moda de Estepona: «Hice prácticas en el restaurante Bitoque, les gusté y me ofrecieron contrato de cocinera. Es la mejor decisión que pude tomar».