­La polémica entre los dos socios de gobierno en el Ayuntamiento de Mijas, Partido Popular y Ciudadanos, vivió ayer su enésimo episodio. Esta vez alcanzó límites insospechados, porque el alcalde, Juan Carlos Maldonado (C´s), durante la sesión plenaria, expulsó a una ciudadana por haberlo mirado «con actitud desafiante», según denuncia el PP. Al parecer, la vecina no dejó de lanzar insultos durante el pleno.

Según fuentes de la formación naranja, la mujer, que tuvo que ser conducida hasta el exterior del salón de plenos por varios agentes de la Policía Local, «es militante del propio Partido Popular». El regidor, por su parte, instó a la aludida a que guardase silencio. La advirtió, después de reírse mientras intervenía un edil, de que iba a tener que dictar su expulsión, como finalmente ocurrió, tras mantener su actitud.

La reacción de la ciudadana al tiempo que era expulsada fue la siguiente: «Si por mirarte mal me vas a echar, es que eres un sinvergüenza. Vete ya de Mijas». Ante los gritos y como consecuencia de la decisión de Maldonado, los concejales del grupo del Partido Popular, socios de gobierno de C´s, optaron por abandonar la sesión, con la única excepción del viceportavoz, Mario Bravo.

En ese momento se debatía la aprobación de una comisión de investigación para esclarecer asuntos vinculados a anteriores equipos de gobierno en el municipio. Más concretamente se quieren analizar las «subastas públicas realizadas por el Ayuntamiento de Mijas» desde el año 1979.

Estos hechos los investiga un juzgado de Fuengirola y han sido ya noticia de ámbito nacional. C´s lamentó con posterioridad al pleno, a través de un comunicado, que el PP convirtiera esta sesión «en un show».

El viceportavoz del PSOE, José Antonio González, agregó que el PP abandonó la sala como «excusa para evitar así la votación en pleno de la comisión de investigación».

El exalcalde y actual portavoz del PP, Ángel Nozal, catalogó de «antidemocrática y desproporcionada» la expulsión de la ciudadana en cuestión. Agregó que la decisión llegó como consecuencia del «miedo a la democracia» y a la «libertad de expresión» del propio Maldonado.