La Policía Nacional ha detenido a un vecino de Fuengirola al que le imputa tocamientos a un niño de tres años al que su mujer cuidaba como canguro, lo que implicaría un presunto delito de abusos sexuales, según informaron fuentes de la investigación.

El caso, que se ha desarrollado con total secretismo, culminó el pasado fin de semana, cuando el imputado fue arrestado por los agentes nacionales. Finalmente, el juzgado de guardia de Fuengirola tuvo que prorrogar su detención para seguir reuniendo indicios de criminalidad contra el encartado, lo que no siempre es fácil en este tipo de casos.

Precisamente, fue la madre del menor la que denunció los hechos al sospechar lo que sucedía. La mujer pensó que su hijo podía estar siendo objeto de tocamientos libidinosos, entre otras cosas, tras detectar en varias ocasiones sangre en el pañal del menor, informaron las fuentes.

Le llamó tanto la atención la sangre hallada que decidió acudir al Hospital Materno Infantil de la capital, donde el pediatra observó algunas lesiones que podrían estar relacionadas con abusos sexuales sobre el niño. A partir de ahí se produjo la denuncia y se inició el protocolo judicial y policial para este tipo de asuntos.

La mujer llevaba a su hijo desde que este tenía ocho meses con una buena amiga suya, quien hacía las veces de cuidadora, de tal forma que se encargaba de llevarlo a la guardería y recogerlo, así como de atenderlo a lo largo del día, hasta que la progenitora concluía su jornada laboral y volvía a la vivienda de su allegada para recogerlo.

A los dos años dejó de ser la canguro del pequeño, pero seguía existiendo una estrecha relación de amistad entre ambas, de forma que incluso el marido de la cuidadora se llevó al menor al parque en diferentes ocasiones.

El imputado pasó ayer a disposición judicial, de forma que el juez dictó una orden de alejamiento para el hombre. No podrá acercarse a menos de 500 metros de su familia o del niño, tendrá que comparecer los martes y los jueves en el Juzgado de Instrucción número 1 de Fuengirola como medida cautelar aunque quedó, tras declarar ante el magistrado, en libertad provisional a la espera de que avance la investigación.

La madre de la víctima y varias personas de su entorno se concentraron en el edificio judicial, al que fue trasladado el arrestado, quien a su salida tuvo que ser escoltado por la Policía Nacional para evitar que fuera agredido.