­Siete meses después de la detención en Benalmádena del británico Robert DawesBenalmádenaRobert Dawes, ahora en una prisión de Francia por el mayor alijo de cocaína jamás encontrado en el país galo -1.332 kilos valorados en 50 millones de euros-, la Guardia Civil vuelve a golpear a su organización con el arresto de su mano derecha en Torremolinos. Se trata de Emiel Brummer, un holandés de 42 años acusado de seguir la estela de Dawes y de, como él, tener algo que ver con los asesinatos de varios miembros de bandas rivales de los Países Bajos.

El nombre de Emiel ya surgió durante la investigación de El general, como también se conoce a su jefe. La Guardia Civil y la policía holandesa lo identificaron como su hombre de confianza y detectaron sus continuos desplazamientos entre Holanda y la Costa del Sol, donde recibía instrucciones directas sobre el tráfico y distribución de drogas que llegaban a puertos europeos, especialmente a Amberes y Rotterdam. Las autoridades españolas y holandesas averiguaron que Emiel mantenía frecuentes reuniones en su país con jefes de cárteles sudamericanos para cerrar tratos, aunque también descubrieron conexiones con el narcotráfico en Holanda vinculados a la banda motera Satudara y su presunta vinculación con una catarata de ajustes de cuentas cuyo origen se sitúa tras el robo de una gran cantidad de cocaína en el puerto de Amberes.

La mayoría de esas ejecuciones se han producido en Ámsterdam, donde se investiga si el deseo de Dawes por hacerse con el mercado de cocaína en varios países de Europa tiene que ver con carnicerías como la que sufrió Gwenette M., cuyo chaleco antibalas no le salvó de los 80 proyectiles que le dispararon cuando salía de un kebab. La guerra, todavía vigente, llegó en 2014 al corazón de la Costa del Sol, donde Samir B., alias Caracortada, supuesto socio de Dawes, presunto inversor en la operación de Amberes y en los 300 millones de libras en cocaína intervenidos en Southampton (Reino Unido) en 2011, el mayor alijo de esta droga en la historia esta vez de Reino Unido, fue acribillado a balazos.

Tras la detención de Robert Dawes, a quien se le inmovilizaron 19 propiedades inmobiliarias valoradas en más de 5,5 millones de euros, entre ellas un lago artificial de Coín que utilizaba para pescar, el equipo de investigación de ambos países comprobó que su lugarteniente seguía visitando la costa malagueña con la intención de mantener activa la infraestructura de la red en España. Esto permitió a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil localizar en un piso franco que la red mantenía activo en una urbanización de Torremolinos, donde fue finalmente detenido mientras la policía holandesa desarrollaba la operación contra los otros miembros de la red. Ambas actuaciones han sumado 15 registros domiciliarios en los que se han intervenido más de 6 kilos de cocaína, varias armas de fuego, 500.000 euros en efectivo, diamantes, vehículos de alta gama y 150 teléfonos encriptados, además de diversas cuentas y propiedades en varios países europeos. Según informó ayer la Guardia Civil, los miembros de la organización tomaban grandes medidas de seguridad hasta el punto de que, entre los diversos escalones de la organización, Emiel dotaba a todos sus hombres de telefonía encriptada con PGP, una tecnología muy avanzada en el mercado sólo al alcance de redes criminales con gran poder económico.

El detenido, sobre el que pesaba una Orden Europea de Detención dictada por las autoridades judiciales holandesas, ya ha sido extraditado a ese país, donde ha ingresado en prisión.