Las labores de mejora del muro natural enclavado bajo la urbanización Torresol, en Torremolinos, que financian los integrantes de la comunidad de propietarios de dicho recinto, han sacado a la luz un total de tres «abrigos o covachas». El hallazgo de interés arqueológico refuerza el patrimonio que alberga la Cueva de El Bajondillo, según indicó ayer el Ayuntamiento.

El yacimiento original fue descubierto en 1989 y durante décadas se ha remarcado el «valor prehistórico» de este conjunto. El lugar en el que se localizan las nuevas cavidades se encuentra en el talud situado en los bajos del Balcón de San Miguel. «Las pruebas encontradas en este yacimiento lo datan en una etapa que abarca desde el Paleolítico medio hasta el Neolítico. Es decir, contiene información sobre la actividad humana desarrollada desde hace 140.000 años», explicó el Consistorio.

Los expertos agregan que la tipología rocosa del enclave -caliza porosa- caracteriza el desarrollo histórico y físico de Torremolinos, con «grandes formaciones de galerías que en algunas ocasiones han sido ocupadas por el ser humano». Los trabajos se han reanudado durante este mes, tras el paréntesis veraniego.

La edil de Urbanismo, Maribel Tocón, expresó que las obras que se ejecutan en el recinto incluyen la instalación del sistema de contención en la Cueva de El Bajondillo, «que supondrán una mejora sustancial en la seguridad y conservación del yacimiento». Una de las nuevas grutas delimitadas presenta, según Tocón, «indicios que permiten datarla en la Prehistoria reciente». En el nuevo yacimiento también se han localizado «cinco muelas de los antiguos molinos localizados en la zona, que dejaron de funcionar a comienzos del siglo XX; y piezas que, en algún caso, se reutilizaron en esa época».