El mensaje que lanzó la secretaria general del PP-A, Loles López, este martes, es sólo un fragmento decidido de la estrategia que lleva aplicando su partido en los últimos meses para recuperar los ayuntamientos que perdió en 2015. Siempre que sea posible una moción de censura que entrone a un candidato popular, se pone en marcha la habitual maquinaria. Eso sí, se tiene que cumplir la siguiente premisa: sólo se actúa en municipios donde se ganaron las elecciones.

En consecuencia con la horma electoral de 2015, el PP de Málaga tiene abierto un amplio sendero por el que transitar para ensanchar su cuota de poder en la provincia. Su líder, Elías Bendodo, ha afilado cuchillos contra el PSOE y apenas ha dado tregua desde el verano. Primero se recuperó el Rincón de la Victoria. No se frenó y llegó Marbella. La siguiente alcaldía será la de Nerja. En esta dinámica de reconquista, en la que el PP vuelve a teñir el mapa de la provincia de azul, resulta casi irónico lo que está pasando en Torremolinos, uno de los feudos con mayúsculas.

División interna

Cuando se han alineado todos los astros -la renuncia de Ángeles Vergara a la portavocía en el grupo municipal de Cs no es casualidad- lo único que evita ahora mismo una moción de censura en Torremolinos es la división interna que vive el propio partido a nivel municipal. Con su exalcalde, Pedro Fernández Montes, liderando una auténtica rebelión de héroe contra demonios. Con el foco puesto en el propio grupo municipal, y, sobre todo, en la actual secretaria general del PP de Torremolinos, Margarita del Cid, que lidera el grupo municipal, y ha sido designada por Bendodo para recuperar el Ayuntamiento.

La actual situación, insostenible en el tiempo, comenzó a fraguarse en el momento en el que el propio Fernández Montes renunció a su acta de concejal en junio de 2015. Una marcha que se produjo tras constatar que el actual alcalde socialista, José Ortiz, lograba los votos suficientes para salir investido. Si alguien en el PP pensaba que aquello iba a significar su retiro de los ruedos políticos, no podría estar más equivocado. Fernández Montes, que todavía ostenta la presidencia del PP de Torremolinos, optó por atrincherarse en su despacho en la sede del partido en el recinto ferial del municipio.

Los que contemplan como acude a diario a su centro de operaciones, afirman que ha convertido la sede en un «auténtico búnker». Sin un tragaluz en su refugio que le permita ver el puzle completo, mantiene, sin embargo, el control sobre la militancia. «Si mañana se celebra un congreso, gana Pedro», afirman con rotundidad fuentes del propio PP. Una catástrofe cuasi bíblica para Bendodo que no se puede permitir. Además de hundir a su candidata, que cuenta también con el apoyo orgánico del presidente del PP-A, Juanma Moreno, Fernández Montes salvaguardaría la potestad para configurar las listas electorales en 2019.

Informes en el cajón

Mientras tanto, quien impulsara en su día la independencia de Torremolinos navega de manera decidida hacia el choque frontal. Aseguran fuentes del propio Ayuntamiento que se habría gastado unos 10.000 euros en pagar la cuota de nuevos militantes. Otro hecho que habla de una ferocidad política muy genuina es el que apunta a que Fernández Montes se habría gastado ingentes cantidades de dinero para que le confeccionen informes detallados sobre la propia Del Cid y algunos de los actuales concejales del PP. Una documentación guardada en los cajones de su despacho, a la espera de salir a la luz en el momento adecuado para salpicar a sus rivales si lo viera necesario.

A semejante panorama, habría que añadirle que la influencia de Fernández Montes llega, también, al propio grupo municipal. Dos concejales, Aminia Susana Chrabi y Patricia Ojeda, estarían alineados con él. Ojeda, de hecho, en un gesto insólito, votó en contra de su grupo en uno de los últimos plenos municipales.

Motivos suficientes para que el PP retrase la celebración de un congreso que lleva meses pendiente, y que pudiera arramblar con la hoja de ruta establecida. Manuel Marmolejo, que ha cobrado fuerza como desatascador predilecto de Bendodo, está tratando de poner orden desde la comisión organizadora del congreso. O «gestora encubierta», como ya se le conoce en Torremolinos.

Esta situación es especialmente trágica para el PP, teniendo en cuenta que los cambios recientes en la formación naranja le sonríen. Tras la mencionada marcha de Vergara, todo apunta a que Ignacio Rivas se convierta en el nuevo portavoz de Cs. Fuentes del propio partido naranja aseguran que su predisposición para secundar una moción de censura con el PP es «total». Pero el suelo para cultivar esta nueva alianza política ahora mismo está hecho un erial. Fernández Montes, antaño enemigo acérrimo de Ortiz, se ha convertido, años más tarde, para sorpresa propia del actual alcalde, en uno de sus principales aliados en Torremolinos.