Conocido popularmente como el Robin Hood de los medicamentos o la peor pesadilla del monopolio de las farmacéuticas, Yusuf Hamied ha puesto su grano de arena en Málaga con la creación del centro de cuidados paliativos de Cudeca, en el que ha invertido más de 1.300.000 euros. Allí, se investigará y formará a los profesionales sanitarios en cuidados paliativos aprovechando la experiencia de Cudeca.

No es la primera vez que este científico y empresario indio pisa España o la organización Cudeca. Hamied, que cuenta con una residencia en Marbella, a la que define como su «segunda casa», y veranea todos los años dos meses en Málaga, conoce bien la situación de la sanidad española y, en especial, el trabajo de Cudeca. Desde hace diez años, ha estado intercambiando experiencia y conocimiento con esta fundación, que se dedica a un aspecto que Hamied conoce bien al contar con una de características similares en Bombai desde hace 21 años. «En 2008, descubrí Cudeca y, desde entonces, he estado apoyándola porque es muy similar a lo que estamos haciendo en la India para cuidar a los pacientes y mejorar su calidad de vida para que vivan más», explica Hamied. «Es algo que me está dando mucha satisfacción personal», admite.

Ofreció entonces a los profesionales sanitarios de Cudeca pasar unas estancias en sus centros de Bombai, para aprender cómo se estaba haciendo en la India y que ellos aprendiesen de la formación española.

«Hemos estado apoyando económicamente a Cudeca todos los años desde entonces», comenta Hamied. «He cubierto este último proyecto entero, que tiene un presupuesto inicial estimado de 1.300.000 euros, pero es lo estimado, si se necesita más dinero, lo pondré», asegura. «En este centro se enseñará enfermería e incluso habrá algún grado o máster, en asociación con la Universidad de Málaga, sobre cuidados paliativos», explica. De hecho, en la página web de Cudeca, ya se anuncia un Diploma de Especialización y Máster Propio Universitario en Cuidados Paliativos, en colaboración con la UMA.

A sus 82 años, Hamied es mundialmente conocido por su defensa de una visión humana de la industria farmacéutica, que permita a todos el acceso a medicamentos, independientemente de la situación económica. «Nuestro principal objetivo ha sido aumentar la capacidad de acceso a medicinas, a precios que puedan permitirse». Una posición que llama la atención que provenga de un multimillonario que nació en una familia adinerada y lidera CIPLA, una de las empresas farmacéuticas más importantes de la India, un país que se ha posicionado fuertemente en el mercado de los medicamentos.

En 2001, Hamied presentó a la Comisión Europea medicamentos para el sida por diez veces menor coste que las que estaba proporcionando el resto de la industria, evidenciando la brecha que había entre el precio real al que podían ofrecerse estos medicamentos y el que inflaba las grandes empresas del sector. «En aquella época, en África, solo 2.000 pacientes podían permitirse el tratamiento, hoy 17 millones están siendo tratados». Los altos precios de las grandes empresas, en parte, se deben a que tienen que recuperar los gastos de inversión, sin embargo, Hamied cree que esa «no es la historia real», sino que «se gastan más en la promoción de los medicamentos directamente a los doctores y en el marketing». «Así es como funciona toda la industria: un monopolio guiado por un grado muy alto de obsolescencia».

«No puedes hacer solo negocio, tienes que ser humanitario en tu enfoque, creo firmemente que tiene que tratarse de salvar vidas, que es lo que hacen las medicinas». «Hay mucha más gente que puede permitirse mucho más que yo darle a Cudeca este centro, ¿por qué nadie lo ha hecho en todos estos años?», se pregunta.

Una apuesta por medicinas genéricas que Yusuf Hamied asegura que «fue apreciada por los políticos individualmente», pero no tanto a nivel gubernamental. Aun así asegura que le hizo «muy feliz» que el otro día, en la presentación del centro, hubiese tanta representación de las instituciones y políticos que se involucrasen en esto y espera que se mantenga el apoyo. «En 1992, en España no había ningún monopolio ni patentes, pero cuando España se unió a la Unión Europea, tuvieron que respetar las patentes internacionales y, desde entonces, se ha hecho mucho más caro para España permitirse medicamentos». Sin embargo,destaca el trabajo de los médicos españoles: «Estuve hace unos días en el Hospital de Marbella y estoy muy impresionado».

Un hombre que, a sus 82 años, se niega a retirarse. «A la larga, la satisfacción que consigues por que has hecho es lo que es importante en la vida», comenta. «Cada uno tiene que buscar cuál es su misión y que esta no tiene que ser los beneficios que consigas, sino cómo mejoras tus obligaciones con la sociedad, eso es lo más importante en esta vida», concluye Hamied. Una contribución que comparte con Cudeca, que, tras sus ventiseis años de trabajo, espera que, en adelante, las únicas piedras que se encuentre en su camino sean como las de su última inauguración.