­Benalmádena despide hoy al que fuera su alcalde durante 24 años, Enrique Bolín, que falleció el miércoles a los 78 años de edad, como consecuencia de las lesiones sufridas el pasado domingo, a raíz de una caída. El funeral está previsto para las doce de este mediodía en la Parroquia del Carmen de la localidad costasoleña.

La noticia de su muerte corrió ayer como la pólvora por el municipio. El actual alcalde benalmadense, el socialista Víctor Navas, manifestó ayer a este periódico que Bolín fue un regidor «dedicado a su pueblo. Ha sido el político que más tiempo ha gobernado nuestro municipio, donde ha dejado una huella indeleble, puesto que fue el artífice de parte de la Benalmádena que hoy conocemos».

También subrayó la figura de Bolín como regidor el actual portavoz de Ciudadanos en el municipio, Juan Antonio Vargas. «Para mí fue un alcalde con una visión muy adelantada a su tiempo, porque impulsó lo que Benalmádena es hoy en día. Ninguno de los alcaldes que lo han sucedido ha tenido una visión de ciudad como él la tuvo». No obstante, agrega al analizar sus últimos años: «Su fallecimiento representa un triste final a un último periodo con demasiadas sombras y que apagó un poco la que debería ser recordado como una etapa brillante para Benalmádena».

El exedil del PP que ahora lidera la agrupación local de Por Mi Pueblo, José Antonio Serrano Carvajal, también manifestó: «Es indudable que la persona de Enrique Bolín siempre va a estar ligada a Benalmádena por lo que supuso para el municipio. Lleva su impronta el puerto, el centro de Arroyo de la Miel e incluso en el soterramiento del tren. Me quedo con aquello de que un buen político debe viajar mucho para intentar traerse lo mejor de cada sitio».

El inventor de Benalmádena

Considerado el inventor de Benalmádena, bajo su mandato se forjaron la señas de identidad del municipio, como el único parque de atracciones de toda la Costa del Sol, Tívoli World; la construcción de Puerto Marina Benalmádena; la estación del Cercanías en Arroyo de la Miel; el parque de la Paloma; el hospital de Benalmádena; el centro de salud de Torrequebrada; el Hospital Xanit Internacional, sin olvidar el parque Selwo Marina Benalmádena, el Teleférico, la Estupa Budista, el Festival de Cine de Autor, el Cementerio Internacional o el Club de Hielo. Y todo ello, bajo el símbolo que acuñó para la localidad: la Niña de Benalmádena del insigne Jaime Pimentel.

Precisamente, la última vez que el exalcalde acudió a un acto público fue con motivo del aniversario de la escultura de la Niña de Benalmádena, en junio pasado.

Bolín fue el alcalde más joven de España ya que fue nombrado regidor de Benalmádena en 1966, cuando apenas contaba 23 años.

En 1974 dimitió por discrepancias con el entonces gobernador civil, pero cinco años más tarde, en 1979, volvió a presentarse y ganó las primeras elecciones democráticas en el municipio. Posteriormente, en 1983 se presentó a la reelección y ganó por mayoría absoluta. Sin embargo, en 1984 tuvo que dejar la alcaldía tras una moción de censura.

En 1989 fue expulsado del Partido Popular tras ser condenado a cuatro meses de prisión por posesión de cocaína en Gibraltar. Tras este episodio creó el GIB-Bolín, el Grupo Independiente de Benalmádena, con el que estuvo al frente de la alcaldía entre 1995 y 2007. Un año más tarde, en 2008 fue inhabilitado para cargo público por prevaricación urbanística.

Retirado de la política, en julio de 2010 publicó sus memorias, en las que reivindicaba su legado como impulsor de los proyectos que han marcado el desarrollo social y económico de Benalmádena. «Si yo no gobierno, aquí no se hace nada», dijo. Y reivindicó nuevos proyectos para el futuro de la ciudad, como el gran teatro de la Costa del Sol, un gran centro comercial, la ampliación de Puerto Marina, la construcción de aparcamientos públicos o la reforestación de la sierra.

En sus memorias cuenta cómo fue elegido directivo del CD Málaga con tan sólo 18 años. «Aquello me abrió muchas puertas», confesó en su día. Dicha circunstancia le valió para que el gobernador civil le llamara un buen día para nombrarle alcalde de Benalmádena. Una ciudad a la que se entregó y se dedicó sin reservas, con sus luces y sus sombras, en la que dejó un legado incuestionable y a la que le dio sus señas de identidad; una ciudad que impulsó siendo niña y que hoy le llora convertida en mujer.