Dos personas han sido detenidas en Suecia y una tercera en Marbella por presuntamente colocar los artefactos explosivos que estallaron en octubre junto a una empresa localizada en el polígono de San Pedro Alcántara y una casa de Benahavís, ambas de un supuesto narco. Las explosiones se produjeron cuando el objetivo de los sicarios se encontraba en la vivienda con su mujer y sus hijos menores, aunque los daños sólo fueron materiales. En las imágenes de las cámaras de seguridad se aprecia el momento en el que unos encapuchados colocan sendas neveras portátiles llenas de explosivos en las fachadas de los inmuebles y encienden una mecha antes de huir y protagonizar el enésimo episodio de la guerra abierta que los narcos mantienen en la Costa del Sol.

Poco después del segundo estallido se localizó un vehículo ardiendo en la zona de Nagüeles con las placas de matrícula falsas y que constaba como robado hacía varios años en Bélgica. Las investigaciones que la Guardia Civil y la Policía Nacional iniciaron de manera independiente en sus demarcaciones unió a ambos cuerpos hasta una organización de sicarios suecos con ramificaciones en varios países europeos. Las pesquisas determinaron que, tras colocar la primera bomba en la casa y la segunda en la nave, los autores prendieron fuego al vehículo en el que se desplazaron para borrar cualquier indicio que les vinculara con los hechos. El intercambio de información con la policía sueca en los últimos meses por otros crímenes cometidos en la Costa del Sol permitió vincular estos ataques a una organización sueca que solía emplear bombas como las utilizadas en Costa del Sol. Finalmente, los agentes identificaron a varios miembros de entre 20 y 30 años con numerosas evidencias sobre su participación en los ataques.

Dos de los miembros del grupo se encontraban en Malmö (suroeste del país), por lo que se planificó una operación en colaboración con los agentes suecos para arrestarlos. Investigadores españoles se desplazaron al país escandinavo, mientras que un tercer individuo fue localizado y detenido en Marbella. En los cuatro registros domiciliarios (tres en Suecia y uno en España) se han intervenido efectos relacionados con la labor criminal como chalecos antibalas o antiexplosivos. A los detenidos se les ha imputado los delitos de tenencia ilícita de explosivos, homicidio, pertenencia a organización criminal, daños y falsificación de documento público. Con estas detenciones se ha esclarecido en su totalidad la investigación sobre la colocación de los artefactos explosivos, desarticulándose la red de sicarios que los había planificado y ejecutado.

En las últimas semanas, varias operaciones policiales han dado luz a algunos de los episodios que han puesto este año a la Costa del Sol en el escaparate del crimen organizado nacional e internacionales, muchos de los cuales han tenido como protagonistas a delincuentes de origen sueco. En un mes de noviembre brillante, la Guardia Civil anunció la detención de un peligroso sicario buscado en su país por siete asesinatos y que se había asentado en Marbella con el objetivo de ampliar su lista. Días después, el instituto armado daba por cerrada la investigación del asesinato de un ciudadano sueco en una vivienda de Mijas en la que otro compatriota suyo fue torturado. Aunque pocas horas después del crimen los investigadores detuvieron a tres personas, la investigación culminó meses después con otros cinco arrestos por su presunta vinculación en el crimen.

A finales del mismo mes, la Policía Nacional, en colaboración con la Policía de Suecia, hizo pública la desarticulación de una organización internacional de sicarios a la que atribuyen el asesinato en mayo de El Maradona cuando salía de la iglesia de San Pedro Alcántara en la que se celebró la comunión de su hijo y de El Zocato, ejecutado en agosto en una urbanización de Estepona. Según los investigadores, esta banda actuaba por encargo en la Costa del Sol y en Malmö, y estaba liderada por dos parejas de hermanos. A los nueve detenidos se les acusó de los delitos de asesinato con armas de fuego, pertenencia a una organización criminal, narcotráfico y falsedad documental.